Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...

miércoles, 11 de febrero de 2009

A veces los sentimientos no coinciden...

Voy a la cocina a hacerme un vaso grande de café y, como siempre, mi mano confunde los botes y se acerca al de cacao. Como si el ondulado de cristal, granate, se pareciera en algo al cilíndrico, metálico y a base de amarillo. Muchos meses sin chocolate, también. Pienso en lo que daría por un vaso enorme de un marrón oscuro, cargado. Y desecho la tentación y me preparo, como decía, uno de café descafeinado, que a estas horas... Además, prefiero ese sabor al del café normal. Es al abrir la nevera, fíjate qué tontería ha relacionado mi mente, cuando he recordado la conversación y la forma en que me dijiste, por la noche, de pie en la calle Aribau, se acercaba la navidad y hacía frío, que no lo hiciera, que me equivocaba, que no era la persona adecuada para mi. No continuaste la frase con una contraoferta porque a los veintitrés nadie puede ofrecer gran cosa. Pero tu expresión tristísima sí me trasladó tu angustia, tu miedo, tu impotencia y tu soledad, aunque no supiera interpretarlos. A veces pasa con los desconocidos... El tiempo te dio la razón y dejaste de ser mejor amigo para ser una presencia lejana, espaciada. Nunca perdimos el contacto, para eso es bueno tener amig#s comunes. Y los tenemos. La ciudad es tan pequeña. Después de que tomara la Gran Decisión, intenté acercarme pero, como ocurre con los mejores baños, estabas ocupado. Y feliz, dentro de esa infelicidad que jamás aprenderás a superar. Quizá porque no quieres, por eso ni lo intentas. Y al tiempo te llegó a ti, el ser solo, impar, single, singular. Y nos vimos alguna vez. Tienes los mejores ojos verdes de la ciudad. Y tan tristes. Y llevas los cuarenta con una dignidad envidiable, que por eso hiciste la carrera de los deportistas. Creo que te disuadieron los descendientes. A ti, que rompiste tu matrimonio porque ella te pedía un bebé...

3 comentarios:

  1. Septiembre
    creo que fue el nueve.

    La decisión estaba tomada
    y en un aeropuerto esperaba
    todo era nuevo
    todo era aventura

    Sin pensarlo
    lo habíamos decidido
    sin pensarlo
    nos habíamos lanzado.

    Ahora con perspectiva
    se ve el dulce camino
    recorrido
    se ve el futuro
    sembrado.

    Casi 20 años...

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  2. Sí, veinte años. Exactos, clavados. Media vida, ¿verdad? La de cosas que han pasado, la de personas que han pasado por esa media vida...

    Lo que me cuesta más es ver la siembra en el futuro. En serio.

    Besos y burbujas.

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  3. No la ves pero esta ahí
    en los recuerdos que los demás tengan de ti.

    Tenlo por seguro
    que mientras alguien te recuerde
    existirás.

    Al igual que un libro
    somos personajes que dejamos
    rastros de tinta en los recuerdos
    en la memoria de los demás.

    En sus anhelos
    odios
    amores
    desencantos
    deseos
    ...

    ¿Aún no ves la siembra?
    Cuando llevas tu bolsillo agujereado
    en forma de corazón
    perdiendo semillas...
    ¿Aún no ves la siembra?

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No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!

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Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)

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