Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...

miércoles, 18 de mayo de 2011

Un paréntesis de un momento que puede parecer media vida...

Siempre ha sido mi asignatura pendiente y lo sigue siendo. Hacer inmersión en un país y otra lengua por 48 horas es un ejercicio de concentración y de atención agotador y, según se mire, hasta sublime. A mi me devuelve siempre al primero de los escalones, empezando por abajo, me da una lección de humildad y me recuerda que soy una mota minúscula que se desplaza a merced de las corrientes de aire. Y, además, la sala de hoy era majestuosamente imponente, de las que quitan respiraciones, a pesar de que la decoración fuera más que discutivle, como el asunto a dirimir. El balance es positivo pero solo de manera moderada. Esta vez una cuarta parte era yo y representaba a nuestro género [como he podido, carmaba, ya me hubiera gustado hacerlo a la perfección pero mucho me temo], así que hoy me he sentido ligeremente más igual [por igualdad numérica, claro, sin dudas]. Me persigue la sensación de que el mundo giraba al triple de revoluciones que yo, que estaba como alejada de todo y se me ha hecho infinito. Ni un minuto para elegir una fragancia o los chocolates o la tontería que muestra y demuestra que, en efecto, encontraste ese minuto, precisamente y pensaste en el/ella/ellos/ellas o lo que sea. Eso me hace sentir mal...


Han pronunciado tu apellido. Y se me ha detenido el alma. No se hablaba de ti, no te conocían, tampoco van a conocerte jamás y nada te relacionaba ni con el lugar ni con el momento ni con el sol que brillaba a pesar de que en España el territorio recibía tormentas y lluvias. Han dicho tu apellido por coincidir con el de otro alguien y he sentido el golpe seco en el estómago, que se ha introducido levemente hacia adentro. He mesado mi cabello, he mirado hacia los espléndidos zapatos italianos de mis tres acompañantes y me he sonreido con nostalgia. Si, he pensado en ti, consciente de que no estabas y de que a mi regreso de esta [solo para mi] larga ausencia no ibas a estar más, ni tampoco, ni como siempre, ni esta vez. Ni nada. Y, efectivamente, no te he llamado a ti en el trayecto del aeropuerto a casa...

2 comentarios:

  1. No sabes mi apellido, y no tienes mi teléfono
    ni si quiera sabes si pienso en ti.
    Soy un ignorante ignorado.

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  2. TLS: otra vez, how long... Pero usted tiene mi correo, do you remember? Best.

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No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!

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Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)

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