Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...

martes, 16 de octubre de 2012

Una presencia que persiste...

Ayer hizo cinco años que estuve en una fiesta y ayer se repitió una nueva fiesta para celebrar otro cumpleaños. Hablo de una de esas fiestas mezcla de gentes desconocidas que solo tienen en común el conocer a quien la organiza. Y eso es bien poco. Incómodo, si apareces sin acompañante, naturalmente. Hace cinco años me presenté con más reparos que otra cosa y me quedé cuatro horas, cerrando el local. De entre todos los asistentes, coincidí taburete alto con taburete alto en una esquina del salón, copa de vino en la mano, cierto nerviosismo y mucha timidez, con una mujer que me resultó incomprensiblemente interesante. De mi edad, regresada de una larga temporada en un potente país europeo, fluidez en varias lenguas, con alguna ingeniería que no recuerdo y expatriada de nuevo a su país gracias a otra poderosa multinacional del sector energético que ni siquiera me propuse recordar. Andaba en busca de marido para un ansiado bebé, que la naturaleza empujaba. Fueron horas agradables de conversación pausada entre coetáneas con vivencias comunes de quienes han crecido en un mismo lugar.
 
He podido seguirle los pasos discretamente gracias a nuestra común amiga y a ese maravilloso invento que [a veces] es el FBK. Para mi gigantesca sorpresa dio un giro inesperado, vio la luz y cambió de vida, dejando de buscar marido alguno. Hace dos años que se instaló en una relación física y espiritual intensa y [creo] vive feliz. Ayer la vi otra vez. El tiempo ha pasado para todos y reconozco que a mi me ha apisonado, pero no me lo pareció [feliz]. Ayer estuvimos [ni queriendo nos hubiera salido tan bien] enfrentadas, una en cada extremo de la mesa rectangular a la que nos sentábamos una veintena de invitados, en los lugares más alejados. Y, sin embargo, me tropecé varias veces con sus ojos azules. Lo cierto es que me apoderé de las risas de los no conocidos que compartían mi extremo de la mesa y su zona se convirtió en un lugar apagado y silencioso, aparentemente poco confortable.
 
Voy a reconocer que su recuerdo ha sido recurrente estos cinco años. Y que me cuesta apartarla de mi cabeza ahora que pienso que puede que pasen otros cinco años antes de poder volver a charlar con ella y ponerlos al día, como me apetecería... Pero no voy a reconocer nada más. Porque... ¿y si me lee...?

4 comentarios:

  1. Hay cosas que no hace falta escribir
    . . .
    cabaretera

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  2. Tus títulos suspensivos me encantan, sparkling. Son la primera pista de un texto lleno de pistas.
    :)
    Una presencia que persiste... Pre/per. Muy PREsente aunque parezca que viene del más allá.
    Sabes? Dan ganas de seguir preguntando...oye...y esa relación de hace dos años? Y las arrugas la han respetado?...
    Me ha gustado.
    Un beso, sparkling.

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  3. Suceden esos cruces con personas en el tiempo. Un beso

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  4. ......pero sí sentir (segunda parte)

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