Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...

miércoles, 27 de febrero de 2013

Sin aliento, impresionada...

Tengo conversaciones telefónicas en inglés con una profesora de tanto en tanto, un par de veces a la semana, tal vez. Es una mujer jóven, afro (ella misma se definió así), originaria de Sudáfrica, que vive en Sarajevo. Una mezcla explosiva. Además, es animista. Realmente, mi mismo perfil, vamos. Hoy (hasta ella me ha reconocido introspectiva, enfadada y muda; cosa que demuestra cuán transparente puedo ser sin darme cuenta... qué peligro...) ha decidido hablar sin tema ni conducción, saltándose el guión que me había mandado hará un par o tres de días y me ha pedido permiso para hacerme un par de preguntas. Personales. Naturalmente, he accedido. Por varias razones. Se ha adelantado recordando exactamente detalles míos que debí contarle en conversaciones sueltas y que, francamente, no soy capaz de devolverle con la misma memoria. Me ha tocado el turno y también yo le he pedido permiso para preguntarle cuántos alumnos tiene en estos momentos. Y resulta que tiene setenta y dos...

2 comentarios:

  1. Osea que es posible tener setenta y dos alumnos...? Vale. O es condición sine qua non ser afro?
    :)

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  2. Y hablar inglés, no olvides Victoria.....

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No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!

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Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)

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