Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...

viernes, 13 de septiembre de 2019

Me desmiento...!

Y me corrijo. Y rectifico. Porque sí.
No lloro en seco, señoras. No! Mis lagrimales funcionan perfectamente, gracias a Dios. Ignoro su funcionalidad y utilidad concreta o si es beneficioso para mi... No puedo decir lo mismo de mis pabellones auditivos, por ejemplo. Me regalan sinfonías graves y agudas, sin descanso, de forma asimétrica, simultánea, además. No hay ritmo, no son bailables. Desconciertan. Y para alguien que no tiene nociones de solfeo es difícil de interpretar.
Pero mis ojos, ay mis ojos!
He despertado temprano de mi pequeña siesta nocturna, inquieta, tortuosa y torturada y he descubierto, por sorpresa y pegada a un centímetro del espejo, que alrededor de mis ojos algunas lágrimas habían conseguido hacerse paso entre los pliegues de la piel y dejar su rastro. Prueba irrefutable de que han estado, al menos esta noche, dónde las dejé mientras luchaba contra todos los pánicos y me debatía contra mis monstruos personales.
Mi organismo está vivo, aunque es como si hubiera decidido hacerlo por su cuenta y riesgo, ahora que mi mente se despide...
Me hablaron de aceptación, ayer. Largamente. A veces ininteligiblemente, porque la filosofía se me ha dado desde siempre regular. Pero cuánta verdad (aceptar nuestras luces, habitar nuestras sombras, resignación, renuncia, aceptar lo que hay o cambiarlo si es posible, porque no somos árboles...). Gracias, Vic. Tendré que volver a escucharlo, que da de sí una barbaridad.
Y a la terapeuta que me ha recetado un largo abrazo, sin prisas, estrecho, de los que me relajan como ninguna otra cosa (casi), un beso agradecido. Siempre me has interpretado tan bien como a uno de tus mapas...


miércoles, 11 de septiembre de 2019

Tres patas...

Ayer alguien entendida pero heterosexual habló acerca de que mi vida se sentaba sobre tres patas. A cuáles se refería es anecdótico. A mi me sorprendió que la base fuera impar. Estoy acostumbrada a que las mesas y las sillas tengan cuatro patas, igual que la forma en la que suelo caer yo en las trampas que me regalan a veces.

Por imbécil, por ejemplo.

Sé por experiencias reiteradas que puedo, porque he aprendido, vivir si me fallan dos. No muy bien, por cierto. Podemos llamarle sobrevivir. O malvivir. Como gusten. No es una forma completa de transitar la vida, ni para sentirse orgullosa, ni siquiera útil para no saberse infeliz. 

Me pregunto hoy cómo coño se hace eso de vivir sin ninguna de las tres patas, mientras rebusco entre los pliegues de mis bolsillos la última brizna de ganas que dejé archivada por si la necesitaba. No imaginaba entonces lo pronto que iba a ir a por ella, desde luego...

martes, 10 de septiembre de 2019

Y mis sueños...?

Meses sin recordar mis sueños. Ese despertar confuso e intranquilo típico de imágenes que te rondan, sueltas, sin significado. Detrás de la taza de café que no tomo, al salir de la ducha, que repito generosamente y a demanda. A veces fundida en negro, vacía. Sin el mínimo recuerdo. Inquieta. Una no es nadie, si no puede soñar. Tampoco si, pudiendo, no tiene la capacidad de chapotear en sus locuras mentales sin atar. Algo debe significar, pienso. 

Y buscaba explicaciones a ciertos fotogramas, para encajarlos en algo que pudiera tener algo de sentido. Nada. Fragmentos sueltos sin motivos ni excusas ni razones.

Han sido muchas noches de insomnio severo, natural, sin rectificar con artificios. Tampoco con químicos. Algunas hierbas, sin convencimiento, ni siquiera algo de fe. Inútil. Mi sueño está en otro lugar de una vida distinta. Tengo el diagnóstico del gurú desde hace milenios. Bueno, menos. Pero una década diría que no me la quita nadie. 

Esta noche soñé que estaba embarcada en un crucero. Sola. Llegaba antes de zarpar con el tiempo justo. No encontraba a nadie que me contara lo normal: mi camarote, horarios, distribución de los enormes espacios. Esperaba un rato, poco paciente. Y me encontraba abriendo puertas que estaban sin cerrar por dentro y llenas. Finalmente, sí, lograba encontrar el 131. No sé si mi equipaje estaba ahí dentro cuando llegué. Hacía muy mala mar y tenía que encontrar un lugar en el que había una charla. Caras conocidas. Sin nombre. Familiares.

Para una noche que recuerdo mi sueño y me quedo más removida que antes. He decidido muchas cosas importantes y una es que no pienso hacer el más mínimo esfuerzo para recordar las mierdas que sueño...

lunes, 9 de septiembre de 2019

Apuntes. Y appuntamentos, también...

Lloro en seco y en silencio, imperceptible.
Canto a gritos, a veces, y rio a carcajadas.
Acaricio despacio, apretando con cuidado la piel ajena, delicada.
Y sonrío con los ojos, liberando a los mil gallos que habitan alrededor.
Respiro hondo y me lleno de aire.
Para vivir, si estoy en el campo.
Para flotar, si dentro del agua, y hacerme la inerte.
Me pierdo mirando horizontes, callada.
Necesito sol, vida. Bailar.
Pienso que hay mucho recorrido por delante.
Y entonces me arrugo, como nunca antes.
O como casi nunca, porque hubo momentos que...
Creo que somos muchos los solos, en este mundo.
Y los nacidos nostálgicos, los huérfanos.
Y me pregunto a quién le importan éstos apuntes,
que escupo en diagonal para anotar aquí que lloro en seco...

Aquí está todo...

Acerca de los datos personales

Mi foto
Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)

Por si se pierde algo...

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