Un poco ausente pero receptiva a los infinitos inputs. Otro poco fuera de todo y en los extremos de las mesas, reservando puestos de honor a las generaciones nuevas. Y hablando menos para escuchar y aprender. Ningunas ganas de implementar en casas ajenas lo que me llevo conmigo.
Lloro discretamente y en público con videos inspiracionales, reflexiono acerca del futuro, de los cambios y de mis pérdidas. Paseo algo del Madrid del extraradio con fruición, paladeando los amaneceres y los ocasos magníficos de esta ciudad que me escupe, que me atrapa.
La luna negra y el próximo eclipse me sorben energía, pero floto. Con fuerza.
Hay quien lleva el duelo incrustado en el córtex y jamás superará la pena del vacío. Imposible resignación, supervivencia en modo on.
Otros arrastran nostalgias de tiempos pasados que [alguna vez, no siempre] fueron mejores. Y se ausentan del aquí y del ahora para alejarse sin vergüenza. El tiempo, la edad, les convierten en seres libres de ataduras sociales, de etiquetas, de educación. Y les aceptan.
Todo lo que muy pronto recordaré con una sonrisa triste y nostálgica…