Hoy se me ha pasado bastante el cabreo de ayer. De hecho casi ni lo he recordado.
El hecho cierto es que soy idiota y la vida me lo recordó seguido hace veinticuatro horas… Dos veces. El mismo día. Primero una. Luego la otra.
Y cara de tonta que se me quedó, de eso me pasa por meterme dónde no se me ha perdido nada y, desde luego, nada encontraré. Más que malas palabras o palabras altivas.
Cara de quién me pediría que me preocupara barra interesara por este tipo, por esta tipa?
Porque, recordemos, fueron dos veces con dos personas distintas. Un él y una ella.
De hecho, ayer mismo lo archivé. Y os preguntaréis : Ja! Si lo hubiera archivado no lo estaria recordando aquí y ahora!
Pues no. He hecho esfuerzos para recordarlo y dejarlo escrito. Sí, Bea. La terapia que a ti no te funciona pero a mi sí. Escribir. Aquí.
El hecho es que, por el lado del caso masculino, la conclusión es que ya se cuidará él de su salud, que yo no pienso opinar si su vida, su estilo de vida y sus arterias son adecuadas. Viento. Y aire.
Por el lado femenino, contacto cero, que es lo que nunca debimos romper, que hay cosas imposibles de recomponer cuando se han roto. Cero. Nada. Que te vaya bien, bonita. O que te vaya bonito, nena. Espacio. Millas. Tiempo. Adios.
Y el mantra: en adelante, mona, no te metas dónde no te llaman (y no te importa lo que pase, btw)!
Pues eso…