Hay tristezas de tantas formas y hasta olores; empiezan fisurando y, sin tiempo de tomar conciencia, se instalan dentro y juegan con la improbabilidad de llegar a atravesarte, salir de nuevo al exterior.
Hay tristezas pequeñas y discretas, como una costumbre antigua, que define caracteres y ensombrece personalidades que nunca más serán brillantes.
Hay tristezas razonadas, motivadas y argumentadas, como un pliego de descargos, un escrito de demanda o el prólogo de un libro, la introducción de un texto legal.
Hay tristezas que desorientan porque son como hijos naturales, de origen desconocido, endógenas e inexplicables.
Me temo que habrá otras muchas que se me escapen y es que, como siempre, ando mal de tiempo.
Pero la que de verdad interesa, ahora, es la tristeza que se instala sobre los hombros después de escuchar la voz apagada de alguien enfermo, enfrentándose a esos cinco años de pruebas y revisiones para empezar a pensar que todo fue una pesadilla, que confiesa tener miedo porque algo no anda bien. A mi me da miedo pensar en esa clase de miedo, que no he vivido pero que conozco. Y esa clase de tristeza es profunda, pesada, invalidante, negra y pegajosa...
Como una tela de araña, estoy de acuerdo. Esta semana he tenido la oportunidad de sentir esa sensación, y ha sido como una bofetada cuyo eco dura. Preciosa manera de expresarlo, como siempre maravillosas palabras.
ResponderEliminarTengo que decirte que cuando vi la foto, esa foto que ilustra tu blog, mi corazón se puso a latir desbocado. Sé que es tuya, pero podría muy bien ser mía. Tierra de Dinosaurios. Fantástico recuerdo, nunca estuviste tan cerca. Mágnifica imagen.
Un beso, agradecido por la sonrisa que me has puesto, a pesar de la tristeza.
En tristezaland
ResponderEliminarhace tiempo que nadie llora
ya ninguna lágrima brota
y los deseos son simplemente dudas
espinas que preguntan
respuestas de silencio
En tristezaland
nadie camina con esperanza
y ella anda sola sin corazones que alentar
sin anhelos que sentir.
En tristezaland
ya nadie pregunta por ti
nadie pregunta por nadie
sólo el olvido se acuerda de nosotros.
Fred: sólo tú podías darte cuenta, solo quería compartirla contigo... :)
ResponderEliminarLector secreto [presente, ausente como el Guadiana]: sucede exactamente lo mismo en Sadcountry. Pero es peor porque allí, como sabes, la soledad es más grande...
El Guadiana siempre se intuye
ResponderEliminarpor su lecho seco.
Cicatriz en la tierra
provocada por las lagrimas del cielo.
No entiendo ni de rios ni de mares, pero soy experta en ausencias.
ResponderEliminarEscribí algo para ti y callaste tus comentarios. Quizá no fuera lo suficientemente claro...