No debería. No podría. No ha llegado aún el momento. Pero. Aparto [con una mal disimulada violencia rayana en la rabia y una sonrisa perversa de quien delinque a sabiendas -es decir, prevarica-] algunos montones de papeles agrupados por temas [a lo que mundialmente y en la gran mayoría de ámbitos se conoce como expediente... Vale, file también. Si] que guardan turno porque previamente les dí la vez [qué madrileñísima me resultará siempre esta expresión...], en función de la urgencia y/o gravedad. Y/o alguna otra cosa que no puedo ni quiero recordar.
Estamos todavía en que no era el momento de apartar los expedientes que pueblan mi mesa para ponerme a escribir. Pero los días de ausencia y abstinencia han hecho mella en mi ya maltrecha voluntad, así que ahora viene el rato de intentar rescatar de la memoria las frases, los temas, los pensamientos que en algún momento he ido redactando con la mente, mirada distraída y expresión ausente. Y le llega también el turno a la amnesia que nunca he tenido pero cada vez conozco más. Como cuando hablaba seguido sin que mi auditorio, mi público se impacientara abiertamente. Ah. Qué tiempos aquellos, dijo ella tratando de despegarse la nostalgia de las yemas de los dedos.
Todo ha terminado y la vida ha recomenzado. Tengo las pupilas llenas de blanco. Jamás ví nevar así, tan intenso, tan seguido. No puedo recordar haber vivido antes momentos de un frío tan intenso, tan inutilizador, tan preocupante [que esto seguro que es un principio de congelación, coño, que no me circula la sangre y tendremos que amputar] pero sé que los viví. Aunque mi memoria ha dejado de alcanzar a más de dos décadas consecutivas. Y la verdad es que no me importa poder o no recordar este tipo de sensaciones que me confunden y hasta me cabrean por inoportunas.
Me aparté de la vida y me introduje en una burbuja. He estado hablando con y para un solo interlocutor. Todo iba continuando, a pesar de mi propia ausencia. De la misma forma en que también yo me he sentido continuada. Y por eso he podido volver, como si no hubiera sucedido nada, ni siquiera el tiempo. Consciente de lo mucho que ha nevado en el otro lado...
ay, que sobrecogedor, no?
ResponderEliminarya echaba de menos tus post que me remueven ;)
besos
festejo tu reincorporación por que tus palabras me faltan cuando hablas en los silencios.
ResponderEliminarBienvenida y feliz 2009.
y muchos besos desde el mismo lugar pero que parten desde el otro lado.
Jei: qué agradable bienvenida... Y qué rosa te encuentro, ¿eh? Si es que era solo cuestión de tiempo! Besos y burbujas.
ResponderEliminarOiril: me desconciertas con tanto movimiento y tanta oferta de blogs, Lirio. Gracias por seguir ahi (por cierto, ¿en qué lado andas, ahora?).
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