No sé bien si el cansancio me lleva o soy yo quien le arrastra. Tantos vuelos. Incontables pasos. Demasiadas noches insomne. Y digo insomne porque ese es el diagnóstico para quien suele despertarse más de una vez durante la noche. A pesar de ello, del cansancio, consigo acabar la clase de spinning y me quedan fuerzas para correr cinco minutos en cinta. Lo cierto es que hubiera durado más. La razón es que intento saber si eso ha sido la causa de mi lesión de cadera. La misma pierna, el mismo lugar que quién más me ha dolido. Es una coincidencia tan inexplicable e irracional que no voy a dedicarle tiempo. Podría ser hasta casual.
Quizá tengas razón al decirme que esa es su única forma de estar en contacto conmigo... Pero me temo que alguien cabal decidiría contactarme directamente, sin usar intermediarios. ¿O no? Sí, creo que opinarás como yo. No deja de ser sorprendente que decidiera triturarme a mi y a mi autoestima, sin miramiento alguno, y mantenga ahora esta actitud proteccionista, como de estar en contacto para que no note nada extraño. Más de tres años después... Es, como mínimo, sorprendente.
Hay un lugar esperando. Y mil cosas que hacer. Moverse despacio y con cuidado para acabar mimetizada, absorbiendo los silencios del viento y oliendo a lavanda. El césped no existe todavía. Los mínimos detalles gritan por los rincones. No puedo parar, ni siquiera quiero dejar de pensar en ese paraíso, al que creo pertenecer con algo de culpabilidad mal disimulada. Son vidas que podrían transcurrir fundiéndose con la nuestra y sin embargo...
Tu cansancio no me sorprende lo más mínimo. Comenzamos aderezándolo todo con un poco de astenia primaveral y terminamos con un vuelta y vuelta de tu ritmo de vida y, qué tenemos, pues de primero un no hay forma de sacar fuerzas de ningún sitio y de segundo mecagüentoloquesemenea me duele hasta el alma, y de postre insomnio.
ResponderEliminarPero señorita Sparkling, tú sabes lo que es estar dos días sin hacer nada? Eh?
Para. Párate. Me preocupas, de verdad.
La sorpresa es lo único que hace de esta vida algo interesante, las infinitas probabilidades de los movimientos de las fichas en el tablero, por más que podamos adivinar esa jugada, siempre puede surgir algo. No fue cabal entonces y no lo será ahora, pero opciones no tiene muchas. ¿Qué puedes hacer después de haberlo hecho tan mal? Poco. Precisamente son esos tres años trascurridos los que producen ese movimiento. Insisto, quién sabe...
Es bueno tener vidas paralelas a las que mirar en el horizonte, lo malo, es que son paralelas. Pero se pinta mejor si tienes un modelo que copiar.
Ánimo, que tú puedes. Aguanta, como una campeona.
Beso, aplicado.