lunes, 12 de abril de 2010

Ninguna prisa, ¿verdad?

Me regalan a diario espárragos trigueros y me amargan [el regalo no. El sabor]. Pienso que con ellos triplico el consumo habitual de huevos y temo por mis niveles de colesterol, que empiezan a avisar. El antibiótico me amodorra o quizá sea la propia infección, aunque no me importa qué fue primero. Será una semana crucial, con final feliz. Espero más bien poco, para tener decepciones en proporción y no como antes, que quería jugarlo todo a una carta garantizándome con ello el fracaso. Hay tanto que hacer.

Odio a l#s egoist#s que viven y actúan como seres únicos en la Tierra, arrasando otras vidas, destrozando autoestimas, abandonándol#s a su suerte [escasa, probablemente, tras la experiencia]. Es posible errar una vez, por ignorancia, falta de inteligencia y/o descuido. Pero cuando un# reincide... Propongo que se quiten los carnets para amar o que ab initio se nos concedan puntos y, así, a la segunda -por ejemplo, y sucesivas- llegaría la sanción, que aumentaría gravedades. Hasta llegar a la inhabilitación y consiguiente soledad forzada. Forzosa. Ambas. Justo castigo.

También propongo detener las percepciones para desmenuzarlas sin prisa y valorar cada pequeña parte, cada espacio vacío, cada conjunto separado y las correspondientes intersecciones. La ley de sentir despacio...

2 comentarios:

  1. Propongo que la vida no me sea impuesta
    Propongo que en el camino hayan cuestas
    Propongo que las fuentes den agua fresca
    Propongo que la gente ame, me ame y la ame
    Propongo que me propongo vivir hacía delante
    Propongo que no hayan propuestas

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  2. Ya sabes, TLS: cuestión de proponérselo... :)

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No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!