Viernes. Y sin embargo un nudo en el estómago y un vacío aqui dentro, debajo del esternón. El calor provoca un cielo cubierto, que andemos más despacio, que piense menos y que pedalee sin ganas. Echo de menos lo que no he tenido y se me fueron las ganas. Confío en el silencio y que me devuelva normalidades nada sorprendentes y hasta un poco repetidas, a estas alturas. Si es que va a haber silencio, que ya una ni sabe ni confía... He pasado de una suerte de superproducción literaria, vamos a llamarla así, del tipo bidireccional y visceral, a detenerme en seco, con perfecta toma de conciencia de que hay cosas que, además de no poder ser, resultan imposibles. Sí, echo de menos quitarme la vez al teléfono y arrancar tiempo para sentarme delante de un ordenador y escribir como si fuera la primera vez que cuento cosas cotidianas. No me parece tener miedo y sin embargo estoy llena de miedos. No es lo mismo, creo. Los miedos son pequeñitos pero cuando se conjugan en singular devienen impedimentos, supongo. Parecer no es ser y eso lo podemos saber casi todo. Así que no nos dejemos llevar a engaño por una mirada seria que aparece en medio de una naturaleza virgen, en un mes de agosto frío y la más profunda de las soledades que recuerdo. Tiempos largos sin cruzarse con nadie de tu especie acaban por acongojar, por asustar y por generar un nuevo miedo, pequeñito, que se une a los que componen la ya larga lista que llevas doblada en el bolsillo trasero derecho del pantalón. Porque eres diestra... No nos dejemos engñar, como decía, por una mirada seria, por favor...
Al menos es lindo que sea viernes no?? Es lindo que puedas escribir, y es lindo que te duela por que así sabes que estas viva...
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Besos!!
Añorar lo que no se ha tenido...
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