He ido empujando la mañana, con cuidado, lenta. He tomado conciencia del silencio desde el primer momento y he pensado que hoy todo iba a ser distinto. Procuraba caminar a base de adelantar primero un pie y tras él el otro, como si fuera fácil, como si no hubiera nada más importante en el universo conocido que mi siguiente paso. Como si no hubiera sucedido el accidente de trenes en la India ni la avería del Tibidabo (bonito nombre latino, por cierto), como si medio país no estuviera de vacaciones, como si estuvieras aqui, en tu hueco. Ahora solo queda enfrentarse a la tarde, de idéntica forma, con cuidado, despacio, a pasos. Y a otra mañana, seguida de otra tarde. Como entrenándome para un deshábito o una carencia, sintiéndome valiente porque otras veces fue difícil pero lo conseguí, aunque nadie crea que costó. Me asusta, me preocupa y me da miedo, todo a la vez. Es que yo no puedo hacer más...
Hola.
ResponderEliminarVictoria: vale. Lecturas. ;)
ResponderEliminarSparkling: Una mañana así tooodas hemos tenido, pues arriba y adelante!
ResponderEliminarBeso!
Es que nunca hay nada más importante que el siguiente paso, sobre todo después de haber hecho lo más difícil que es dar el primero.
ResponderEliminar:)
Petó, de bon dia.
Si, M2010: Son frecuentes, estas mañanas...
ResponderEliminarLareth: hay que ver lo que cuesta empezar a camninar, a veces, ¿eh? Un petó.