En el armario, un jersey que todavía huele a ti. Lo dejé ahi, sin lavar. Y es que estaba limpio al salir de casa y creo que los diez minutos en los que te abrigó fueron insignificantes. Hoy, al regresar, el olor de una colonia distinta entre mis cosas tan conocidas me ha detenido y he caído en la cuenta de que estaba, aún. También tengo muchas palabras que escribir y el firme convencimiento de que no estamos para literaturas, ni para que me digas dramática... Hay cosas que no tocan, como dijera el político catalán en su momento. Bien. Puedo no estar de acuerdo [porque en realidad me encanta el drama y las palabras bonitas] pero me empeñaré a fondo, lo prometo, para que todo eso no suceda. Todo lo que podría ser dicho, quiero decir. Y es que solamente fue un día, que se disolvió en una atmósfera azul y a una velocidad desconocida. Así que no procede ir más allá para dilatar un tiempo que no fue, ni proyectarse hacia adelante a lugares que ignoramos si serán, ni materializar lo que quizá nos gustaría que fuera, alguna vez. Porque quién sabe qué será. Y al menos yo no lo sé...
qué fuerte la magdalena de proust, si ya dicen que el olfato es el sentido de los afectos...
ResponderEliminarHay momentos que se viven en un no tiempo y en un no espacio. Casi todo lo importante. Lo mejor de todo es la dimensión real que adquieren en el camino. El tiempo y el espacio. Las líneas curvas, rectas, las aristas, las llanuras, las cimas...Y entonces un olor ya no es sólo un olor.
ResponderEliminarUn beso, Sparkling.
Farala: ...y de los efectos, supongo... ;)
ResponderEliminarVictoria: es imprescindible contextualizar, que dijo aquel. Y un olor vuelve a ser solo olor. Un beso, Vic.