miércoles, 15 de diciembre de 2010

Una escribe sin detenerse y cualquier cosa, como es de leer...

Esta vez la clara minoría ha alcanzado a treinta de cien y, por decir, un par de tres hemos tenido la voz cantando, orquestando y gobernando el largo momento decorado de azules y grises y corbatas de colores con originales gemelos y camisas blancas o celestes, de impolutos cuellos rígidos de impecable plancha. La vida es corta y el mundo pequeño. Todo da vueltas y confluye. Somos poc#s. No es bueno dejar cadáveres tirados por ahi, que todo regresa y, bondades o no, acaban por repercutir en uno de los centros neurálgicos como, por ejemplo, el corazón [ese órgano tan frágil tan difícil de suplantar]. Una nunca sabe por dónde arribará la sorpresa última, el cambio reciente, el movimiento final hasta que suceda otro. Viajo deprisa y me apuro el tiempo, sorbiendo bocanadas cortas y rápidas, aún a riesgo de hiperventilaciones pequeñas y risas entreabiertas y mal disimuladas, que la alegría y la actitud son tan buenas como tú...

1 comentario:

  1. Los pares de tres son como los tréboles de cuatro hojas: difíciles de encontrar. Nunca imposible. Y es que el corazón es ese músculo capaz de multiplicar los deseos por tres.

    Un beso para Sparkling.

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No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!