miércoles, 16 de julio de 2014

Días críticos...

Hay días en los que se rompe la normalidad en mil pedazos y todo ayuda a relativizar las inquietudes. Hay primeras veces para todo el mundo y hoy llegó uno de esos momentos que te pasas la vida temiendo y luego sucede sin pena ni gloria. Llegan voces muy temprano. Otras de muy lejos y más bien tarde. Alegría. Risas cómplices, también. El punto triste estuvo porque redacté una carta que se quedó en la punta de mis dedos, dando vueltas en mi cabeza, de la que no ha salido, en la que te contaba lo que sabía que estarías esperando saber. Acompañándome antes. Y enseguida después. Una llamada a casa para los detalles y la larga conversación en el sofá. Hoy me has faltado, muchas veces. Y te he querido contar, todo el tiempo. Sé que ahora, quizá un poco más temprano, hubiera llegado tu correo, con algún emoticón, ninguna falta, tal vez frases remarcadas en fondo de color. Te entretenías con los espacios, las formas, el contenido. Como no puede ser de otra manera en una naturaleza como la tuya. Y se acerca un nuevo verano. El primero sin ti...

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