viernes, 29 de agosto de 2014

La cicatriz de Hellas...

Este está siendo el año en el que lo estrené en el sur y besando otros labios, con un jersey fino, negro, de cuello vuelto, e improvisé unas vacaciones distintas y menos deportivas, menos blancas. El del regreso a casa de mi descendiente varón, el de dejar de ser siete y que todos los papeles y los roles mutaran. El de conflictos, discusiones, decepciones y mucho llanto. El de la impotencia y la rabia y el de entender que nunca sabré amar ni dejaré que nadie vuelva a hacerlo por mi. El de sentirme mayor, por contraste, y tener que escucharlo más de tres veces, por lo menos, en dos continentes.

Este ha sido el año de la soledad, acompañada y en singular, impar, única. El año de pequeños triunfos y grandes proyectos profesionales, el de que afloraran partes de mi que no conocía, ni yo ni nadie. El año que rompí con 'Eme', el mismo en el que me rompí yo y mi ya larga vida se hizo pedazos microscópicos. El año, también, de los viajes y ausencias de mi descendiente menor, de mi diagnóstico, tratamiento y terapia retomada, después de tantos años. El de encontrar astrólogo de cabecera y entender que la búsqueda ha comenzado y que encontrarle sentido a mi vida se la va a llevar toda. El año del mindfulness, la meditación informal y los larguísimos paseos sin rumbo. El del reiki y el silencio y el viaje hacia adentro, el de los paraísos verdes y azules, las decisiones y la lenta digestión de este vacío. También el de los celos, el dolor, las mentiras, el miedo y la pérdida de la fe en el género y del interés en un especímen concreto.
Este también está siendo el año de las amistades nuevas y antiguas, el de los planes y proyectos, el de encontrar motivos y ocio de calidad, de recuperar la confianza y la autoestima [bueno... Solo un poquito. Pero queda tiempo, supongo...], el de dejar de ser nómada y liberarme de dudas, miedos, estrés e inseguridades exógenas. El de poner el foco en gente en la que pueda confiar y se interese por mis sentimientos, mi bienestar y mi corazón, como por reciprocidad y educación y cortesía corresponde. Año de ayudar a otros para ayudarme a mi misma, egoístamente, de mirar por felicidades ajenas mientras escondía mis lágrimas en los bolsillos, detrás de una sonrisa. Si, tantas veces forzada.
Ha sido el año helénico, el de la épsilon, el de no volver a verte nunca más y el de aprender a hablarte para compartir algunas de mis cosas, tú, que cuidaste siempre de mi y de mi descendencia, supliéndome. También fue nuestro año, Eme, el que tanto prometía y en el que dejamos de ser y de conjugar plurales y de hacer planes a la vez y en el mismo lugar. Año par, el 2014. Importante. De los que marca como si fueras una res.

El año que recordaré toda la vida, cada vez que vea la cicatriz en mi pierna izquierda que no quise hacerme suturar para que fuera el símbolo y el compendio de todas estas cosas que están sucediendome por dentro y por fuera...

5 comentarios:

  1. madreeee todo lo que te está pasando!! fuerza! y besos!

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  2. Parece que hemos tenido sincronía con esto de las heridas y las cicatrices ;)... Acabo de ver tu post ahora.

    A ver si tenemos oportunidad de hablar de los temas astrológicos... Una amiga que está haciendo un curso me va a hacer una carta y siempre me han interesado mucho todos esos temas. También el Reiki... Conoces el I Ching?

    Y suerte y buen bálsamo para las cicatrices! Besos

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  3. Sobre todo...es tu año.
    Está bien dejar secar alguna cicatriz al socaire. Se convierte en una cicatriz diferente y le da un swing muy especial a la pirata que la luce. No te rías...

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  4. Estos "terremotos" pueden ser el impuslo o lo contrario. Me alegra que sea lo primero. Un beso

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