"Camino entre tus palabras y las piso como hojas secas, recordando promesas y juramentos y declaraciones. Fueron todo mentiras. Ya te advertía del tamaño de cada una, de su enormidad y magnificencia. Pero a ti te apetecía gritar alto cosas imposibles, aunque creo que era tu inconsciencia y no tu intención lo que te empujaba. Menos mal.
Quisiste reservarme un lugar especial, el título de mujer de tu vida, el honor de mejor amante, quien fue cómplice para compartir todas las intimidades, también por primera vez. Y ahora debes descubrirte frágil en tus mentiras, débil para el futuro, con miedo a volver a fallar, fracasando. Abrigada en unos brazos que supieron consolar, escuchar, acompañar, también en su soledad y sus desengaños. Con esos ojos profundamente tristes y asustados."
Anónimo.
A veces apetece leer un libro tras otro, ver cuadros y fotografías, viajar tan lejos o escribir. No por eso somos escritores o lectores o artistas. Nos expresamos. Creamos y, alguna vez, nos traducen. Es cuando surgen las mejores expresiones, en versión original. Cuando no nos enzarzamos en ser otros, en interpretarles o en cambiar sus lenguas originales, en una sutil imitación. No parece que la felicidad esté en otra parte, por cierto...
Hay que ver la de firmas anónimas que podrían reivindicar la autoría de tanto anónimo suelto. No sé si me explico...:) El caso es que la vida es una historia redonda y no sabemos ni dónde acaba ni dónde comienza nuestro capítulo. Que siga la función, spark...
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Un beso.