lunes, 22 de junio de 2015

Eppur si muove...

Quiero agradecerte con toda la sinceridad de la que soy capaz de expresar varios hechos actuales, como el vivir sin miedo al abandono, constantemente. Por ejemplo. 

Si. Quiero que lo sepas. Y comunicarte que yo lo sé, todo esto, que lo valoro y me emociona, de forma consciente y todavía sorprendida. Como esos animales maltratados a patadas que no dan crédito cuando los acoge alguien que les regala caricias. Así me siento hoy, un poco.

O reconocer que adoro saberme segura en tu vida, construyendo futuros en plural. Sabiendo que no vas a saltar de cama en cama o de boca en boca o a cartearte con alguien que no soy yo, bajo mil pretextos inventados y patéticos que son imposibles de sostener. Que no saldrás de casa buscando amparo en otras manos cuando demos el día por concluido y nos despidamos para acostarnos y nos digamos hasta mañana en bajito, ni abrirás tu casa, tu coche, tu vida a los coqueteos, al alcohol, a la pérdida de control. Qué suerte que dejamos atrás la inmadurez y la inseguridad, verdad?

Tal vez pueda reconocer también que me encanta compartir cada pequeña cosa, haber construido alguna rutina poco habitual aunque deliciosa y saber mantener las sorpresas, las escapadas y las búsquedas de nuevos lugares, a pesar de tener el nuestro y no ncesitar excusas. 

No querria que se me pasara decirte que me constan los esfuerzos titánicos que haces cada día, el empeño por asegurarte una vida con tiempo libre, todos los reciclajes para cumplir tantos de mis sueños. Todo lo que debes vencer en ti para hacerme sonreír y devolverme a la vida con el pelo revuelto sin que me importe.

Tu firmeza en tus sentimientos y el respeto por mi. Tus ganas de construir y de avanzar sin poner en peligro lo que somos, lo que llegaremos a ser. Tu incapacidad para traicionarme por tu consciencia de lo irreversible de determinadas actitudes, que ya ni tú ni yo pretendemos tolerar jamás. 

El hecho de que me adivines y me mires directamente a los ojos, con tranquilidad, porque sencillamente no hay nada que esconder, ni que atrapar, ni mentiras por descubrir, entre deslices confiados que ponen de manifiesto la ristra de mentiras que nos acompañaron antes.

Tu apuesta a ciegas y tu valentía al cargar con los restos de mi que encontraste en un recodo del camino y que has reconvertido en alguien confiado, seguro, alegre y que puede disfrutar como nadie, como nunca, el día a día y, además, compartirlo con todos los detalles para dejarme completar, mejorar y enseñar. Incluso en aquello en lo que me sentía menos aficionada, si.

Leyendo en la terraza en mi primer día de jornada intensiva, mientras se ponía el sol que nos llena de vitaminas sin dañarnos, tranquila, relajada y confiada, he recordado que hará varios años de un encuentro y un año ya de mi ingreso en el infierno, del principio de una travesía en solitario que me transformó violentamente, por dentro y por fuera, abriéndome los ojos y formateándome para huir de los personajes tóxicos como de las enfermedades contagiosas. Travesía imprescindible para confluir en tu camino...

2 comentarios:

  1. Esa travesía pasó y fué un aprendizaje, ya pasó. Gracias por tu invitación a "pasar al salón". Teniendo lo mejor en mi vida, a ti, no necesito ningún estímulo emocional externo. Gracias a ti...

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  2. Por cierto.... Yo lo que busco es que tu alma de saltos al verme o al saberme a tu lado, aún en la distancia....

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No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!