domingo, 20 de septiembre de 2015

Canciones cazadas al vuelo en algún lugar...

Qué gran medio, el Shazam, verdad?

Escuchad esta canción y seguro que estáis de acuerdo que, escuchada en un bar o un restaurante, hace unos años hubiera sido imposible que hoy formara parte de mi lista de favoritos, esa que pasa de los 200 títulos, creo.

Como siempre fallan los links [y también lo hacemos las personas], me basta añadir que se titula Almaz y es de Randy Crawford. Altamente recomendable. Por todo.

Maravillosa Cindy, por cierto. A la que también le suman años a la vida y los viste con dignidad y elegancia. Y sabe estar en un discreto y correcto plano...

miércoles, 16 de septiembre de 2015

todo es distinto...

Noches cortas. Días infinitos. Paisajes verdes y ojeras. Tarjetas de visita y visitas pendientes. Invitaciones que aceptar, emitir, ejecutar. Gente, caras nuevas. Mi astrólogo tuvo razón. Increíble...

Quemamos días como cartuchos. Escenarios nuevos, amigos que vigilan desde todas partes en lugares poco seguros. La agenda pierde el control y toma vida propia.

De pronto, el mundo se convierte en un lugar amable, con infinitas posibilidades, que da que pensar. Todo el día sintiendo que está todo por hacer, que no podemos parar, que el tiempo es escaso y vamos tarde, que me quiero divertir cada día, además de los fines de semana alternos que tanto apetecen, porque machacan rutinas. Porque alimentan y nutren.

Duermo desnuda. A destiempo. Carraspeo de las carcajadas. Soy vulnerable y me alegra que velen por mi. Espero y me esperan. Podría y no quiero. Soy fuerte y conozco todos los límites, hasta los que da la madurez y la educación. La voluntad es esencial, la esencia de cualquier proyecto. Hasta del que solo consiste en un te quiero...

domingo, 13 de septiembre de 2015

Maletas, pasaportes y distancias...


Una abre el cajón central de una cómoda. El de arriba. Deprisa y con prisa. Y saca el pasaporte y sigue con la maleta. Ese pequeño libro se ve gastado y un poco arrugado. Me siento en la esquina de la escalera que da a la terraza y muy despacio voy pasando las páginas...

Primero, la foto horrible como de 'Wanted - buscada por la justicia' [nadie es tan guapo como en su foto de perfil de facebook ni tan feo como en la del pasaporte, dicen]; y después las páginas selladas, con visados de colores pegados, con marcas de agua y letras incomprensibles. Fechas y lugares. Va pasando la vida detrás de cada sello.

Repaso uno tras otro esos destinos y crece la idea de que los viajes mejoran en la memoria. Tendemos a olvidar lo malo con el paso del tiempo y a potenciar lo bueno. La perspectiva cambia y los recuerdos a veces se olvidan, otras veces se seleccionan y en alguna ocasión nos permitimos magnificarlos, incluso si nunca lo merecieron.

Doce o trece páginas inutilizadas, aprovechadas, llenas. Le quedan años de vida, al documento oficial, todavía. Creo que, por primera vez, voy a tener que sacar otro para que quepan nuevas entradas y salidas, las marcas de los sueños cumplidos, las señales de paso por otros lugares o por los mismos, porque siempre me gusta dejar motivos para volver a dónde he sido feliz.

Sigo con la maleta, ahora que el ruido de fondo mental se va apagando y yo me tranquilizo, ilusionada con el océano de posibilidades que se abren frente a mis ojos un poco cansados y mate, que siguen en vía de recuperar el brillo acuoso y transparente que en su día han tenido. Contenta por todas esas horas en las que nadie, de ninguna manera, bajo pretexto alguno podrá localizarme.

Libre. Desconectada. Feliz. Incomunicada. Gestionando el tiempo a voluntad [ahora prensa, ahora informes, revisión de las presentaciones, alguna conversación, ahora retomar el libro, un poco de vino y unas fresas, moverme y dormir brevemente]. Todo en orden y bajo control. Compartiendo la vida y planeando presentes y futuros, en plural. Caminando de la mano, confiada, segura y tranquila. Volviendo a ser yo misma...

lunes, 7 de septiembre de 2015

Protagonistas del pasado...

A veces el presente es inócuo y el pasado comparece, se sienta frente a la mesa y comienza la película. Miras el azul verdoso de sus ojos, su pelo rubio hoy más escaso, su madurez y su buen estado físico, la sensibilidad que siempre trató de esconderse. No te crees que hayan pasado treinta años y que podía ser ayer la última vez que decidísteis echar una carrera Muntaner abajo, en aquella remota época en la que nadie llevaba casco, driblando coches como los inconscientes que éramos, como si fueramos inmortales e invulnerables. Adolescentes sin miedo a nada.

Sabía que volvería a mi vida cuando en nuestros últimos encuentros, en los que él tocó fondo en todos los ámbitos, rechazó la compañía, la comprensión y el cariño. Lo intenté. Lo intentamos. Todo inútil. Decidió encerrarse en una vida distinta y paralela y fue imposible moverle un centímetro.

Me preavisaron de su regreso, a decir verdad. Pero sin ponerle nombre ni apellido. Con éste van tres, los retornos 'extraños', 'sorprendentes' e 'inesperados' en estos últimos meses. Y, claro, tampoco te dicen el día ni la hora en la que se producirá el advenimiento, así que forzosamente te pilla con el paso cambiado y por sorpresa. Lo mejor es la cara que se te pone cuando encajas fichas y piezas...

Se ha disculpado por haber desaparecido tanto tiempo, sorprendido de que eso duele si lo hace alguien a quien aprecias. Daba por sentado que nadie iba a extrañarle, que no le queríamos, que saldríamos impunes de su decisión. Y no es cierto. De una forma o de otra impactamos en la vida de los demás y a veces no somos conscientes de nada...

martes, 1 de septiembre de 2015

La ya famosa épsilon...

Una nunca deja de aprender [recordar, digamos, con modestia] cosas y lo bonito es cuando tu descendiente te pasea su mano por la cara y te enmienda la plana. A mi me encanta esa sensación y la expresión de perplejidad que se me queda primero a mi y después a ella. Gana autoestima y yo le cedo un par de centímetros de mi primera línea. Ley de vida, en todo caso.
 
Yo, que estudié griego clásico un par de años porque entraba en el programario que me tocó en suerte, pensaba que me había aprendido algo tan elemental como esto que aparece en este link. Pero no. Resulta que no. Tantos años equivocadísima, con dignidad.
 
Ahora se trata de que el nombre que le había puesto a un detalle de mi existencia, como un hito, la marca, el punto de partida y el de cierre, que forma parte imborrable de mi yo anterior, del que he hablado en varias ocasiones aquí y en otros lugares, ¡no era una épsilon! Es una sigma mayúscula: ¡mi propia inicial real y de nick! Una S, de sonrisa. De sol. De tantas cosas...
 
Benditas casualidades. Maravillosos lapsus. Fantásticas coincidencias...