El fuego crepita, enorme. Duermes en mi regazo. Respiras intensamente, en un ritmo perfecto. Sonríes en pequeño y se nota que estás bien bajo mis caricias, sobre mi manta de cuadros, debajo la tuya. Nos espera una cena aqui al lado y sé que no sabrás qué elegir de la carta porque todo es demasiado tentador. Estudio y me gustaría dormir. Presiento que la noche será muy corta, estarás a tope de energía y mañana nos escuecerán los ojos al despertar. El fuego se refleja en tus rizos dorados, en tu piel morena, en tus facciones perfectas. No suena Cohen. Solo el silencio de este lugar a esta hora, hoy precisamente...
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