viernes, 13 de noviembre de 2015

¿Sabes qué es lo que persigo...?

¿Sabes? siempre he perseguido lo mismo...
 
Un poco la frase manida de vivir dejando a los demás con su existencia, sin intereses extraños en conocer, fiscalizar o controlar la vida ajena. Recibir el respeto que procuro ofrecer, obtener de regreso la misma moneda.
 
Tal vez también persigo, dándome cuenta, que se me haga un seguimiento normal [¿definimos normalidad?], habiendo encontrado el equilibrio [sí, es muy difícil, mucho. Pero posible. Lo sé. Lo he tenido] entre estar presente en otra vida sin ahogar, dejando espacios sin parecer indiferente, que corra el aire oxigenado de las montañas más altas y que solo apetezca volver, mostrar interés real sin que se perciba como exceso de control. Vivir aparte, vivir conjuntamente. Compartir todo porque en mi alma no hay alternativa, nadie mejor, ni sustitutivos...
 
Una vez me enseñaron algo muy valioso, que voy a reproducir aquí como homenaje a una larga amistad cortada tras una década. "No olvides nunca que voy a saber de ti lo que tú quieras contarme". Puede parecer sencilla pero es sabia. Y simple. Podrás mentirme o decirme la verdad. Podrás esconderte detrás de silencios y yo también. Podremos mantener jardines particulares, íntimos, ocultos, o compartirlos con todos sus detalles. Podrás traicionarme y reírte a mis espaldas el resto de tu vida. Deslizarte sobre labios ajenos o introducirte en otras camas, por ejemplo. Ser infiel con tu piel o con tu alma, tu mente [¿abrimos el debate eterno de qué duele más, si un enamoramiento físico u otro más etéreo, espiritual y mental?]. Y eso depende únicamente de nosotras mismas. En la amistad, en todos los campos.
 
He aprendido a vivir sin que se me pidan explicaciones que no quiero dar. A compartir casi todo porque va en mi naturaleza expansiva y confiada que no aprende y se va entregando. A estar sola sin dramas sino todo lo contrario. Y me han enseñado a tener miedo, estar preocupada, desconfiar y prepararme por si algo ha de venir. Ahora sé que esta vida es muy frágil, las personas cambiamos, nuestros entornos se renuevan una y mil veces y que mi cabeza y mi corazón persiguen un combinado explosivo de estabilidad y emociones que no resulta nada fácil de encontrar.
 
Y lo mejor de todo es que viviendo sigo aprendiendo tantas cosas de mi vida y de la que quiero vivir en adelante...

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