domingo, 3 de enero de 2016

Filofobia e imperdibles escupidos en sueños...

Acabo de publicar una entrada larguísima y me doy cuenta que se me han quedado pendientes muchas cosas que me han recomendado sacar. Mejor. Así nadie se entretiene a leer el ladrillo previo, que nadie entenderá, de todas maneras...

Así que algunos apuntes, en modo ordenadito, como a mi me gusta, con bullet points, al grano:

- filofóbica, me estoy volviendo. Si. Menuda gracia.

- he parado en medio de una suave lluvia el coche en una rotonda para tomar una foto mala, de lejos, con el móvil, a unas cigüeñas. Era un 'gracias por estar ahi y por hacerte sentir ahí, justamente, en un lugar discreto y especial'. Y me ha contestado, siempre tan snob, con un 'you can do better' y una foto mejor, nítida, más cercana, base de cielo azul. No me gusta competir. Pero me ha hecho sonreir. Voy a dejar que gane. Se lo merece.

- ayer soñé algo horrible, significativo y asqueroso, que da grima y es autoexplicativo. Caminaba por las calles de un pueblo grande que es muy importante para mi, con mis descendientes. Regresábamos a casa, buscando en coche y anochecía. Empezaba a carraspear, primero. A toser, después. En la vida real también. Me acercaba la mano derecha [recordemos que soy diestra], cerrada, a la boca. Y tosía con fuerza. Y me dolía la garganta. Y sentía que tenía algo dentro, algo que rascaba, que no salía con facilidad. Tras varios accesos de tos, sobre mi lengua aparecía un imperdible abierto. No de esos pequeños que sujetan etiquetas en marcas cool, no. Uno de tamaño medio, de unos tres o cuatro centímetros. Mi sorpresa y mi miedo, compartidos con ellos, preocupados. Y mi tos persistente hasta que salieron nueve imperdibles, de la misma medida, igualmente abiertos, rascando, rasgando, destrozándome la tráquea, la faringe, la laringe, la garganta y las mucosas de la boca. No había ni una gota de sangre, en el mundo irreal. El último engendro parido fue aún más difícil de expulsar, si cabe, porque era una pequeña bolsa de plástico transparente, del duro, del bueno, con una vuelta y su goma para pegarla, cuadradita, con sus cuatro vértices, que se clavaban. Dentro, dos imperdibles. Cerrados.

- que cada uno concluya lo que le parezca, acerca del sueño. Yo lo tengo clarísimo. Pero abro turno de opiniones, que serán agradecidas como corresponde.

- estoy escuchando esta canción, mientras escribo este post, y he dejado reposar mi cabeza hacia atrás, moviéndola ligeramente a ambos lados, siguiendo el ritmo, mientras sonreía. Creo que me recuerda a mi misma. A mi peor yo. Al más solitario, abatido y desconsolado.

- empecé el año bailando...

4 comentarios:

  1. Ay, si alguien, en esta sucesión diaria de demostraciones de toses en la que vivo muy a mi pesar, porque eso de taparse la boca con la mano derecha o izquierda parece que no se estila en botica, viniera con una tos así no sabría cómo interpretarla ni qué recomendarle. Quizá seguir bailando que no cura nada aparentemente, pero solo aparentemente.
    Un abrazo, sparkling.

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    1. Al médico generalista de cabeza, Silbante! A empezar a hacer estudios y cultivos!
      Gracias, guapa...

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  2. ¿Se hace la filofobia? Me cuesta pensarlo, por duro que nos den.
    Sobre el sueño no te digo nada, que ya lo tienes clarísimo.
    Me quedo con la canción y con el baile. Mucho mejor, donde va a parar...

    Un abrazo

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    1. Nos hacen. Pero sucumbimos.
      Vamos de duras y luego de tres conversaciones, dos arrumacos y unos cuantos besos y ya...
      Cantemos y bailemos. Que el fin del mundo nos pille así, de esta manera!
      Besos y burbujas.

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