La felicidad a veces llega envuelta en cápsulas, en globos, en burbujas. Es fugaz y efímera. Es sutil y permeable. Imperceptible a ratos, se incrusta en el subconsciente. Permanente a la vez que provisional.
La felicidad puede ser un abrazo largo, pasear las mejillas por tu ombligo, parpadearte la piel, muy despacio, muy cerca, respirando suave y profundamente, a bocanadas cortas.
Me llaman. Voy a seguir soñando...
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