Cansa un poco ir contra la corriente, todo el rato. Es como si todas las fuerzas universales ejercieran presión sobre mi, como si los vientos se levantaran de pronto y chocaran contra mi cara o las olas mutaran en tsunami en mi orillo. No me doy cuenta y algo sale al revés, por no decir mal. Podría entrar en detalles pero no voy a hacerlo.
Solo tengo que recordar la puñetera cruz cósmica, visualizar la imagen de colores, recordar la frase final y sonreir con una mueca timida y algo incrédula. No pasa nada. Es normal. Sigue tu camino, explora, vive y aprende, continúa, nada te detiene, nada te retiene...
Un fuego. En el alma. Un juego. Interminable. Fuego y juego. Era un juego de palabras para un título de un post. Pero ya pasó el momento, surgido a 300 kms a la ida de mi viaje último y ahora puedo obviarlo.
He decidido practicar activamente la gratitud y recordar las tres mejores cosas del día, agradecer lo más trivial aqui y que en otros lugares es puro lujo y tomar consciencia de cosas tan básicas como sentirse bien, poder hacer deporte, ser movible, poder moverme de geografía, estar pasando esta etapa rara como de película que no comprendes pero que te divierte y es útil y ayuda, al final.
Dicho esto, incompleto, veremos que no estoy engañando a nadie, ni siquiera a los dragones de fuego a los que de todas maneras es cuasi imposible despistar. Y lo digo con conocimiento de causa: mi particular dragón de fuego, encantadora compañía y compañera, oyente paciente, siempre me pilla...
Voy a leer ahora mismo qué espera a un tigre de agua. Venga...dragón, las fuerzas universales son pocas y pocas cobardes...
ResponderEliminarUn beso, S.