miércoles, 30 de octubre de 2019

Portrait d'une jeune fille en feu...

Sin spoiler. Porque la última imagen me desgarra recuerdos, me recuerda lágrimas, revive esas veces y hace que sienta vacíos. 

Esas lágrimas en el teatro, la última escena magistral, la belleza de un larguísimo primer plano, remueven y hacen cómplice del significado del amor eterno, incluso en la distancia, del compromiso mudo, de la esperanza del reencuentro, de revivir, de la renuncia a regresar, a contactar, recomenzar.

Una película estética y plástica, bella, de la que me sobra todo lo que emborrona y distrae de las protagonistas. Quizá volver a verla completa, sin cabezadas involuntarias, ayudaría a recuperar detalles perdidos. 

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