lunes, 22 de junio de 2020

Los amores en la edad madura...

Ahora que nos hemos convertido en seres selectivos, cautos y prudentes. Ahora que ya hemos filtrado experiencias vividas y el corazón está, alguna vez, sereno. Ahora que sabemos lo que no queremos y hemos aprendido a apreciar cada una de las pequeñas cosas [tumbarse bajo un ciprés en un cementerio una tarde de verano y llenarse la espalda de briznas, mecerse en una hamaca de colores entre verdes vívidos y luces impensables o batirse para vencer una bola de ping pong, por ejemplo]. Ahora que valoramos los errores y, especialmente, los aciertos antiguos. Ahora, sí, que sabemos que hay muchos tipos de amor [el apasionado, el físico, el templado, el maduro...; el loco!] y lo aprendemos desde la calma y hacia el interior. Y ahora que queremos envejecer en brazos del último amor, de uno de los más verdaderos, desde la confianza plena, en la seguridad de la certeza y la transparencia. Porque ahora se habla, se comparte y se comunica, sin grandes rubores y con alguna vergüenza pero tan directamente. Ahora, en la cincuentena, el amor es tantas otras cosas probablemente más bellas...

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