Es bueno escuchar [oir también, a pesar del tinnitus...] lo que los demás opinan de ti. Especialmente si surge espontáneamente y te lo dicen mirándote a la cara. Si es de espaldas sería cosa distinta, cierto.
La primera vez hará menos de dos semanas, con tristeza: sé que disfrutabas haciendo cosas especiales pero mientras sucedía jamás lo demostraste.
Ayer, con desconcierto, la segunda vez: tan dura e implacable y luego hiper sensible. Te conozco desde hace muchos años y siempre me descolocas.
Y hoy, de nuevo, con preocupación: soy incapaz de saber si te gusta lo que hacemos.
Abro la veda de la reflexión y me introduzco en mi interior para comprender desde cuándo (he mutado en alguien que ni siquiera sabe expresar sus emociones) y por qué ese cambio enorme, sobre todo persiguiendo soluciones...
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