Llenar el coche y trasladar tantas facetas, completas y limpiamente. Conduce ella, nerviosa y exultante, excesiva en su felicidad impaciente, en contraste con mi “deboperoenelfondomeduele”. Me distraigo viendo fotos de Formentera y de Filipinas, de Creta y Hawai. Sigo su música cuando la lista pasa a grupos catalanes y cantamos alguna de Manel y de Els amics de les arts, las del principio, como antes.
Llegar, abrir puertas y ventanas, cambiar algunas cosas de lugar, tomar el espacio, oler, introducirme en la luz amarilla del atardecer, incrédula. Y llega gente que hace lo propio. Buscamos sábanas para tanta cama y toallas y ocupamos todos los puestos disponibles y, sencillamente, nos instalamos sin saber hasta cuándo. Pero largo lo fiamos y nos preparamos para eso y tenemos herramientas de sobra. Como las ganas...
Lo mejor de que "te conduzcan" es disfrutar del paisaje. Del viaje. Fijar los ojos en fotos de rutas pasadas mientras el coche y la música se deslizan por la carretera, ya te digo S, que marea y da dolor de cabeza. Menos mal que, al final, te espera la casa conocida.
ResponderEliminarBeso.
:)