miércoles, 16 de diciembre de 2020

Busco casa...

A estas alturas vivo en busca de motivos y de razones. Quizá no sean más que excusas. No son motivos ni razones para vivir, si no para sentir que pertenezco.

La pertenencia pasa por lugares y, especialmente, por personas. Me reconozco tribal y gregaria, primigenia convencida y escucho los avisos, las señales, las llamadas. Estamos hechos para vivir en grupo, ser protegidos, sentirnos a salvo en caso de amenaza.

Busco, consciente y a veces no, el ancla y el puerto final, definitivo. Es una novedad que debe agravarse por la edad y la incertidumbre de la provisionalidad. No más.

Eso no se elige. Las ganas de llegar a casa, digo. Incluso a mi me ha sorprendido tanta persistencia e interés desconocidos. La paciencia se aprende de la misma manera en que las letras entran.

Desasosiego. Eso respiro y mastico. Desconcierto, porque no consigo entender los motivos reales, que solo puedo deducir, con pánico a errar.

La única verdad es que busco casa. Lugar. Hogar. Tierra. Vínculo. Nexo. Meta. Vida. 

Escucho ofertas...


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