martes, 13 de diciembre de 2022

De los traslados...

La vida se transforma. No hace falta decir cuánto nos ha cambiado en estos últimos años.

Mucha inmovilidad, en mi caso. Un parón infernal durante años. 

Yo, tan acostumbrada a moverme, demasiado. A pisar tantas camas distintas, a volar, a llenar maletas de lo imprescindible.

Ahora es un apéndice de mi. Sencillamente y con naturalidad. Ya ni la guardo, ni la cierro, ni la vacío. Siempre abierta y a punto.

Pocos vuelos, aunque alguno. Varios trenes, recientemente. Como si una normalidad olvidada y desconocida fuera regresando.

Aún la oigo contarme el viaje. El mismo.

Decirme que ese destino era de los de la lista de inolvidables. 

Aunque a veces no coincidiéramos y yo regresara de alguno renegando y ella me riñera con un cariñoso "nopuedeserquenotehayagustado!".

Pues era. El secreto que grito ahora es que en realidad no sabía viajar y solo me dejaba llevar. En mi caso, años después de volver de los lugares es cuando alcanzan la categoría de imprescindibles.

Saludaré un cierre de año y le daré la bienvenida al siguiente lejos de aquí. 

Consciente de la importancia de los cambios que se acercan, cruciales, enormes, determinantes, de los de sin retorno.

No ha comenzado y el 23 me paraliza...

El miedo y el frío me agarrotan los dedos para recordarme que me ande con cuidado...