El otro día ví una peli.
Hasta aquí nada raro ni sorprendente.
El prota se mudaba de ciudad en Australia. Dejaba en un paraíso a su mujer y a su hijo estupendo.
Intentaba convencerla a ella de que lo dejara todo, negocio propio y próspero incluído, para acompañarle a él a desarrollar una carrera mediocre, ya mayorcito, en la enorme ciudad.
Como ultimatum, le dice a ella cuando le comunica que no, que ni hablar, que no deja esa naravilla de casa, de pueblo, de comunidad, de playa, por él:
- Es que yo necesito una casa. Y una mujer…
Yo ya tengo las dos cosas. Pero es cierto que es lo que ahora quiero tener y antes nunca quise.
Qué cosas…
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