miércoles, 20 de marzo de 2024

A veces escribo y tarareo melodías básicas…

El calor

El sol

Y la playa


Solo tú y yo


En el agua.


Ni reloj


Ni edad


Ni nostalgia


Solo vida y tú


Y distancia


Cuándo volverás


A mi vida?


Cuánto tardarás


En llenarla?

martes, 12 de marzo de 2024

Me ha vuelto a pasar…

La primera vez, sucedió hace bastantes años en la capital del Reyno.

La he recordado a menudo entre risas y la he contado como anécdota amenizacenas.

Hoy ha vuelto a suceder. En una ciudad española de medio pelo y misma medida.

Llegar a la estación de tren después de un largo viaje en alta velocidad (gracias, España radial!). Hacer una mini cola para un taxi.

Dar el nombre del hotel y hasta la calle en la que se ubica y zas!

El señor taxista se gira hacia mi, después de cargar mi pesada maleta en el maletero, y mirándome por debajo de la parte alta de las gafas, que descansaban en el puente de su nariz, pero muy bajas, me dice:

- Es ahí- señalando con desdés un lugar muy cercano al otro lado de una plaza no demasiado grande.

- Ahí, ahí- me repite el caballero comiéndose las frases "mejor se va usted andando", "está aquí al lado", "usted no camina o qué?", "le va a costar más la bajada de bandera que ir a pie"…

Se lo ha callado todo.

Le he dicho que vale. 

Que ya me iba bien que me llevara.

Tres minutitos de carrera. Y él aumentana la velocidad a cada segundo. Y yo de punta a punta del sofá trasero.

Hasta que le ha pegado un bocinazo a una jovencita con L y ha dado un soberano portazo cuando ha dejado la maleta en el suelo, después de pagar con tarjeta.

Yo creo que él también me recordará algún tiempo. Como yo sé que la anécdota, cuando supere la vergüenza, amenizará más de una cena a partir de hoy…

Inenarrable sensación…

Vas conduciendo por carreteras de interior, estrechas, entre viñas y árboles frutales en plena floración.

Adivinas la primavera.

Ni un coche por delante o por detrás.

Aminoras la velocidad porque ahora ya vas sin prisas ni estrés. Tienes tiempo para llegar a todas partes y das menos gas que nunca.

Limitas la velocidad, modo automático, y observas el cielo más azul después de las lluvias fe la semana pasada. 

La tierra verdea. 

La carretera serpentea.

Por la radio una chica de voz preciosa y nada nasal, por cierto, está más de cinco minutos narrando al detalle todas las entradas colapsadas a la gran ciudad.

Y explica los motivos y los accidentes y los kilómetros de colas y los coches atrapados desde hace horas.

La sensación de felicidad mientras miro el horizonte es indescriptible.

Un día más…

miércoles, 6 de marzo de 2024

Época de celebraciones... y de ausencias.

Es una época rara, confieso.

De celebraciones de, como es moda ahora, dar vueltas al sol. Y no cumpleaños, como le llamábamos antes. Queda más cool de esta nueva manera...

De ausencias irreversibles, que cuento de diez en diez. Años. Muy próximas.

De alguna mala noticia laboral. También. Más que solo para mi, para un pequeño gran grupo de familias. Mal.

Y de alguna alegría en el mismo ámbito. Sí.

A alguna de mis escasas y bien valoradas seguidoras hace años le pareció que lo mío y mis limitaciones inherentes ya no podíamos llegar más lejos. Error. La cosa ha seguido, sin grandes obsesiones. Hacia arriba. Con alguna dedicación, claro.

De otra manera no se entendería.

¿Es el principio de Peters, verdad?

Pues eso mismo.

Algún día esto llegará a su fin, por supuesto. Porque se agota el tiempo. Porque los planes ya son a plazo infinito, sino cerquita, a muy corto.

Y te acostumbras. Después de enfadarte mucho con no sabes bien quién y de superarlo. Con el tiempo.

Soy finita y prescindible. Bofetada al ego, mano abierta, rotación cervical. 

Quedan menos semanas para el verano. 

Estamos vistiendo la casa para cuando deje de hacer el frío [que pela y que hace] y vuelvan las mangas cortas y el calor horrible de sudar y brillar todo el rato y querer vivir en el agua y todo sea verde y precioso.

Allí no hay tanta sequía como aquí, que es inviable ya, la cosa. Se muere la viña, de secano de toda la vida. Pues se muere. Y con ella mutarán los paisajes y las profesiones. Y la manera de vivir, los ingresos y las vidas de tanta gente.

Y se va notando. Como en una tristeza general, rara e invisible que se está apoderando de la gente de por aquí...

sábado, 2 de marzo de 2024

No lo digo yo pero lo he dicho siempre…

"Escribir es una forma de terapia. A veces me pregunto cómo se las arreglan los que no escriben, los que no componen música o pintan, para escapar de la locura, de la melancolía, del terror pánico inherente a la condición humana".

Graham Greene