lunes, 9 de junio de 2025

El teléfono lo carga el diablo...

Nunca he sentido tanta paz como cuando puedo dejar mi teléfono móvil encima de la mesa, por ejemplo, sin miedo a que mi descendiente pequeña (en su momento) o mi pareja pudieran encontrar algo peligroso.

Y de esto ahora ya hace algunos años.

En su momento lo pasé mal. Porque a mi descendiente, que lo tocaba todo, podía sorprenderle alguna cosa o conversación o fotografía.

Y porque quien esté libre de culpa...

No me enorgullece alguno de mis episodios. Desde luego. Llevo años intentando rectificar esos errores, creo que con éxito, porque no se ha vuelto a repetir.

Pero, lo que decía: no tener que esconderme de nadie no tiene precio. Y vivir en paz, con la conciencia tranquila...

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