A veces se me llena la cabeza de ganas y de impulsos y las imposibilidades los multiplican por cinco. Con ello tenemos la palabra enorme e invencible, por ejemplo. Lo que, unido a perseverancia y alguna que otra cosa de estética naïve, produce insomnio, como mínimo. Vuelvo a pensar en las renuncias y sé que hacía tiempo que no me sucedía. Forman colección, listado, relación. Y continúo adelante, como si tal cosa. En realidad no sé si algún día cometeré una barbaridad. [Y te besaré, por ejemplo. Porque es lo más sorprendente que podemos regalar, a veces. El beso]. Sí, pensaba de nuevo en las renuncias y repaso deprisa la ya larga lista. Se acumulan con el transcurso del tiempo. Así que. Y el resultado, ahora mismo, es que me quedé sin adicciones. He podido con todas y con la ayuda de tantas cosas, incluso de personas. Y eso, indudable, me ha redefinido hasta arrojar el resultado que soy hoy. Pero creo que lo único que cuenta es que tú eres mi única adicción. Ya ves...
en la vida siempre hay que tener algún vicio y/o adicción :)
ResponderEliminarfeliz finde!
besos
El adicto, ¿nace o se hace?
ResponderEliminarUn prebrindis por todas esas cosas superfluas e ineludibles.
Jei: por eso tengo uno! :) Bon nadal y a cuidarse! :)
ResponderEliminarNot: hay de dos tipos: los que nacen, los que se hacen. Brindemos, pues. Hips.