miércoles, 14 de enero de 2009

Cicatrices...

Siempre es el mismo tipo de persona. Emana algo que me resulta de todo punto invencible, insuperable, hasta inolvidable. Recientemente apareció otro ejemplar [por la rareza, no por el símil con la cacería y la superioridad y lo que habéis pensado; no] y necesité un segundo para poner en marcha todos mis sensores. Tanto los que traje de serie como los que se me han ido instalando al pasar pantallas y ganar cientos de miles de puntos por experiencias sobrevividas. Pienso en cuántas vidas me quedan todavía...
Esta vez podría hablar de una piel blanca cuidadosamente tostada por el sol; de un pelo corto, liso y castaño con mechas muy claras; o de unos ojos claros [a saber si son de color marrón claro, verde oscuro o azul] y expresión miope protegidos tras unas gafas de cristales rectangulares, diseño vanguardista, gusto exquisito y marca de reconocido prestigio. Hablaría del resto de los complementos que la visten por dentro y por fuera, del resultado cuasi perfecto para un cuerpo menudo y joven con una necesidad imperiosa de sonreir y compartir su soledad.
La cicatriz de una cesárea reciente me sume en silencios improcedentes y me transforma en el ser tímido que puedo ser. Que te quiten del útero un bebé de ocho meses porque murió de repente tiene que ser algo que jamás se olvida, aunque intentes hacer vida normal y te esfuerces por sonreir y te disfraces de estupenda, cada día, después del desayuno. Pasar frente a la puerta cerrada de la habitación [de él, de ella, que ya tenía nombre decidido] que estaba dispuesta para el recibimiento tiene que sobrecoger el alma. Y tu marido, mientras, con sus cosas...

1 comentario:

  1. joder! heridas que sanan, pero cicatrices que duran toda una vida.
    joder

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No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!