jueves, 19 de febrero de 2009

Inevitables sensaciones...

Encajábamos, suave y dulcemente. Nuestra piel se encontraba, se reconocía. Nos deslizábamos entre los labios. Se abrian todos los poros y cerrábamos el abraz, estrecho, las manos caminándonos por todas partes y los ojos cerrados. El alma callada, percibiendo, atentamente, y sintiendo.
Encajábamos, redondeándonos, rodeándonos. Nos observábamos con cuidado, pendientes del detalle, del gesto, el suspiro y la caricia. Te quería. Para mi...

2 comentarios:

  1. Sabía que aquellas sensaciones
    que guardaba celosamente en mi
    serían secretos desvelados
    en otros cuerpos.

    Sabía que el ser que amaba
    no me pertenecía
    que se marcharía
    sin ni siquiera abandonarme.

    Sabía que aquel extraordinario sabor
    se convertiría en hiel amarga
    pudriría mi alma
    secando mis ojos
    y dejando oscuras cuencas vacías.

    Sabía que el dolor llegaría
    despacio intenso sin ser esperado
    mordiendo lentamente mi corazón
    mis venas mi ser

    Ser sin ser...

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  2. Todas esas cosas se saben... Y, sin embargo, ¿quién sabe?

    Feliz semana.

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