Una vez me dijiste cosas bonitas. No aisladamente, no. Tenías esa costumbre. Escribías frases sueltas y construías un mensaje de correo para mi. Inventabas unas palabras y me las hacías llegar en un texto corto al teléfono. A media mañana, desde la calle, a media tarde, desde tu casa o haciendo la compra. Me escondías notas en los rincones de casa y en el bolso. Escribías con el dedo sobre el vaho del espejo del baño y surgían espontáneamente mágicos dibujos en forma de corazón monocromático, en metálico gris. Creo que necesitabas inspirarte para poder escucharte a ti misma. Te enamoraste de una situación y no te entretuviste en traspasarla hasta llegar a la persona. No importaba el sujeto amado. Necesitabas amar, simplemente. Y tener alguien con quien representar el papel de ese amor, vivirlo intensamente, diseñándote el sueño que arrastrabas contigo desde siempre. Tu historia duró muchos meses y se convirtió en dos años, que no está nada mal para ser tú. Querías poder comportarte como lo hacen los enamorados, sentir lo mismo, tener idéntica mirada, estar de color rosa, perder el sueño y el apetito, respirar mal por la impaciencia, los nervios, la excitación de una próxima cita. Y planear, diseñando sorpresas, inventando lugares desconocidos por los que pasear. Luego todo eso se desvaneció. Ya te habías exprimido a fondo y había que tratar de reinventarse, volver a capturar cientos de mariposas de colores para comerlas después y que volvieran a revolotear, nerviosas, en tu estómago. Gritaste ¡siguiente! en bajito y acudieron nuevas posibilidades de amar [amarse a sí mismo, diría yo] y ser amado. Todo se acabó. El micro relato funde en negro...
Aquella salida oscura
ResponderEliminarnunca sabía a donde me llevaría...
Esperábamos en esa caverna ventricular
a ser empujados hacía no se donde,
arriba, abajo, derecha e izquierda
vueltas y vueltas,
siempre una limpieza antes de empezar
y otra vez a correr.
Sin razón aparente
sin rumbo
a veces teníamos que volar
y todo se agitaba en todas partes
temblores, tensión, sonidos desgarradores,
y un batir de latidos, suspiros...
Aquel día sin razón alguna
noté que salíamos hacía un lugar diferente
empece a subir y a subir
a un velocidad inusitada
a desviarme por capilares
cada vez más pequeños.
De pronto me llego una extraña sensación
note la presencia de una luz de algo
y aún seguía encerrado en aquel estrecho tubo.
Al final llegué a percibir un nuevo mundo
algo extraño y detrás de esa superficie
transparente...
¿Una gota de sangre? ¿oxígeno?... No sé... el texto me confunde... :(
ResponderEliminarAmbas cosas pueden ser
ResponderEliminarpara al final
nada importar
sino solamente
imaginar.
¿Tú qué preferirías ser?
¿Una gota de sangre?
¿Oxigeno?
O simplemente una lágrima...
Dicen que las lagrimas dependiendo del sentimiento que las provoque, tienen un sabor diferente.
Yo, tonto de mi, las contengo y al final caen por la vertiente equivocada.
En fin, ¡bobadas de eterno adolescente!
Pido perdón
ResponderEliminarpor mis prisas
que incurrieron
en error.
Perdón por
la fatídica
falta de acentos
en el texto anterior.
Perdón
ay eso es algo que siempre me ha preocupado, parecerme a la/el protagonista que inventaba micro-relatos :S
ResponderEliminarEs precioso. Realmente creo que nos enamoramos del amor, y no de otra persona. Igual que necesito más el hábito de fumar que la propia nicotna. Busco constantemente las sensaciones (esas que recoges con tanta claridad), extraño sentirme de ese modo más que a la persona que me provocó ese pequeño éxtasis.
ResponderEliminarBeso, de tarde, de sol y café.
Lector: creo que solo olvidaste dos acentos. No es para tanto, hombre... ;)
ResponderEliminarJei: ahora ya no los inventas: los vives! :D
Lareth: En cuanto a la nicotna (bonito nombre)... deberías pensarlo seriamente. ¿No te apetece engordar como una bolita? :)
Pues no, gracias. Sencillamente porque YA soy una bolita y no me faltaba más que reventar camisetas. Pero alégrate, estos días de resfriado común puro y duro, la cosa se ha reducido sensiblemente. Me refiero a mi consumo de tabaco, no a mis kilos.
ResponderEliminarUn día de estos te voy a sorprender, escritora.
Beso, no me lo digas, por favor, con sabor a cenicero....no, no, no.......
Y además yo lo llamo como me da la gana, y ????
ResponderEliminar:D
Sí, sí, por supuesto... Era una mera observación! no te pongas así, mujer! ;)
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