Ayer ví por primera vez un anuncio de cerveza que resume en un minuto lo que es llegar a Formentera y vivir la isla. Cada detalle de los que aparecen en pantalla es de los que no puedes perderte en esta vida (tan extraña, tan corta, a veces... y me remito al avión desaparecido: historia que lleva todas las de ser tan interesante para mi como lo fue la del submarino Kursk, aquel verano aciago y simplemente horroroso). Desde saltar al mar desde las rocas (de pequeña, en ese lugar, me quejaba a mi madre porque -de tan poco que pesaba- no conseguía hundirme como mis hermanos mayores...), hasta permanecer horas en la playa, aplaudir cuando se pone el sol sobre el mar o embadurnarte de barro y emborracharte de turquesa y blanco, las gentes, las ropas y su ausencia (eso me temo que no sale).
Anoche tuve la oportunidad de verlo dos veces; la primera en la versión corta, que me capturó. La segunda, más larga, me detuve y lo dejé todo para observar detalles y hacer comentarios en voz alta. Aparte que las dos protagonistas son encantadoramente próximas y espectaculares, en contraste como Ella baila sola, se me representa ahora... la rubia, la morena... ambas con melena lisa u ondulada, brillantes. Y jóvenas, por supuesto.
En fin, a veces me gusta pasearme entre recuerdos; sobretodo entre imagenes plásticamente atractivas. Y eso... La magia de Formentera...
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