A veces la monotonía se rompe en mil pedazos pequeños y una se confunde de vida. De pronto el tiempo se alarga y el ámbito personal pasa a ser de dominio público. Eso inquieta. Cuando tienes planes a medio plazo y billetes de avión o reservas de hotel, disgusta e incomoda pensar que una decisión ajena pueda pulverizarlos. Y tú, con tu particular sentido de la responsabilidad, cedes.
El agua sigue su cauce y parece que la diversión ya no va a durar más. Se interrumpió el proyecto novedoso, el cambio de vida que comienza con las modificaciones de las pequeñas cosas, que acaban siendo grandes.
Y sin embargo de forma paralela aparece ante mi un espacio lleno de posibilidades. Complicado, con riesgo. Pero dónde también existen los retos, los desafíos, la dedicación a algo un poco tuyo y nada está decidido. Nada. Solo es una idea, como proyecto. Seguiré esperando, ahora que he aprendido la resignación porque no existían alternativas. Creo.
La mesa, que acusa ausencias prolongadas, está formada por capas de papeles, expedientes, dossieres, asuntos y urgencias. Soy de las que afirma con seguridad que el caos aparente es, en realidad, un desorden ordenado y sé encontrar perfectamente, casi a ciegas, lo que busco. En eso he heredado el gen paterno, de quien tomo prestada la explicación pedagógica que doy al ser cuestionada o criticada. Lo cierto es que hoy el juego de urgencias y de papeles me está desordenando a mi, que ya no tengo demasiada energía y muchas dificultadas para discernir prioridades...
Siempre escuché la misma definición de tu mesa de trabajo ... de tu vida? :)
ResponderEliminarBesos.
Mizar
¿Al caos, te refieres? :) :P
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