martes, 31 de agosto de 2010

Un cuento chino...

En la cocina. Me aburro cuando me doy cuenta de que, por costumbre, aliño la ensalada con exquisito aceite de Jaén (España) y el brazo derecho demasiado levantado, en ángulo recto. Abro la ventana y pongo la cabeza hacia atrás. Mucho. La tensión se acumula en el cuello y los trapecios. Necesito estiramientos. Ruidos de ciudad llegan por la ventana y prefiero no pensar en si esto es o no vida. Es un oensamiento inútil, estéril, infértil porque ya me vaticinaron que nunca cambiaría de vida. Un suspiro. Parece que el agua nunca más va a alcanzar los cien grados centígrados y se me hace larga la espera, el día no termina nunca. El teléfono no suena y urge que llene el depósito del coche. Quizá mañana lea en el tablier que únicamente dispongo de un margen de 200 kms. antes de volver a olvidarme de la gasolinera por cuarta vez en dos largos días. Tengo el semblante azul y parece triste. Pienso que quizá lo está. Son las ojeras, que tardan en marcharse. Venir vienen fácil...

lunes, 30 de agosto de 2010

Veintisietemilcosasquecontar...

Nunca me ha gustado usar la palabra normalidad. Ni sus opuestos, contrarios y/o antónimos. Todos son ofensivos, en general. Pero reconozco que esta noche, con el agotamiento propio de una jornada laboral, todo es como era, sin cambios, excepto el agotamiento en sí (ni que prestara mis servicios en una mina, pero el día de hoy ha sido realmente infinito). Anormal ha sido ver con sorpresa que mi cosecha de tomates ha fracasado y únicamente hay un "impar" o "single" colgando en una enorme maceta. No habitual es que Nano, el conejo enano más longevo del mundo, no esté en casa por el momento (logística pura: era imposible incluirlo en el equipaje de regreso). Increíble es que una compañía de bajo coste cobre, sin preaviso, un exceso de peso contra una tarjeta de crédito, con la que se perfeccionó la compraventa del billete. Pero no tengo energía para que me den la razón. O no. Extraño es que no me salgan las letras que forman las palabras, con o sin sentido, que suelen componer una entrada. Y es que yo creo que hay ocho miedos que me rondan y me asaltan de repente cuando bajo la guardia. El más invencible de todos es que no sé si sabré caminar a tu lado o mirarte de frente en algún restaurante que tampoco soy capaz de elegir; ignoro si sabré estar callada o si se nos van a acabar las ventisietemilcosasquecontar. El bloqueo...

domingo, 29 de agosto de 2010

Sin título sugerente, de momento...

Es como si los días de silencio me hubieran alejado de aqui. Como si tuviera miedo de volver a escribir. Sin confianza, vengo. Supongo que irá volviendo, despacio. Con la de momentos y paisajes que me he traido conmigo, de este mes de agosto, largo y diferente...

viernes, 13 de agosto de 2010

Nada. De nada...

Un puñetero suspiro, estos quince días. Todo tan distinto. Un paréntesis, con la cabeza ligeramente girada hacia el lado derecho, hacia ese continente que ellos colcan en el centro del mapamundi, como nosotros y hasta como los americanos, cuando se habla de su geografía. El nuevo destino en mente, por aclarar. Qe se debate claramente con otro lugar con polaridad inversa. Y se atraen. Pero son incompatibles.

Voy a seguir. Otra quincena. Y regresaré como hoy, con cosas que apuntar, cuando pueda alargarme, extensa. Apetece y no es posible...