jueves, 25 de noviembre de 2010

La vida y el deporte, aunque no sea un tratado sino un día difícil como cualquier otro...

Tengo de nuevo al elefante sentado sobre la cabeza. Es tensional, lo sé. Pero molesto, igual. Independientemente del origen de la jaqueca, del dolor de cabeza, de la cefalea. Una presión uniforme por todo el perímetro craneal, permanente, intensa y con un origen conocido, con relación de causalidad, vamos. Por tanto, no me preocupan las consecuencias sino la forma de controlarlo, matizarlo y hacerlo desaparecer. Toda la tarde de infructuosos y tímidos esfuerzos. Inútiles. E intercalando sonrisas y ánimos porque hay quien está todavía en peores condiciones y necesita palabras grandes, miradas cómplices y repetidas y breves palmadas en la espalda, a la altura del hombro. Hay momentos en los que la vida se llena de enormes preocupaciones, de grandes decisiones, de momentos críticos en los que hay que actuar deprisa o de manera meditada. otros, en cambio, no. Hoy se jugaba un partido, con riesgo. He sido parte del equipo y defendía una suerte de portería, grande y profunda [ojo con símiles inadecuados, niñas; que no] y es como si estuviéramos en segunda prórroga. me siento igual de nerviosa, inquieta, ansiosa y presionada. Igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!