Se lo ha preguntado ella a él, por la calle, ambos vestidos de esport en jornada intensiva, paseando por las calles adyacentes de un mercado cualquiera, después de hacer unas compras elementales: ella no llevaba bolso sino el billetero en la mano derecha, porque es diestra, como las mujeres mayores. Y una desconocida. No sé si ha sido la manera de pronunciar esas palabras qe aparecen arriba, en mayor tamaño. O la apenas perceptible falta de interés de él al contestar que sí, que efectivamente tenía las llaves de casa, bien visibles, en su mano izquierda, junto al teléfono. El mercado ha quedado brevemente atrás y otra escena se me ha pegado a las retinas: era la hora del parque, de las madres sentadas en el suelo y los padres ausentes [en ese barrio los tíos no se sientan sobre la arena de un parque ni bajo amenaza, para no estropear unos pantalones de trescientos euros, seguro, que yo lo sé], del sol cayendo horizontal y potenciando colores, de las bicicletas y los balones y los pequeños que ya marcan maneras intentando meter goles en porterías que jamás van a existir. De pronto he revisitado un par de etapas (a saber, la del enamoramiento de la pareja sin descendientes y la de madre atrapada en rutinas monótonas). Hoy me he dado cuenta de que echo de menos determinadas partes de esa vida anterior, que son irrepetibles. Y es que ahora, para hablarles, empiezo a tener que levantar la barbilla... Y no es lo mismo... Qué va...
Sonrio por lo de la barbilla.
ResponderEliminarQue sonoridad tan bonita tiene el catalán. A mi me dicen vida meva en voz queda y me rindo a los pies de quien sea, por no continuar con otra serie de palabras que me vienen a la cabeza.
Un beso Barbie llaalta ;)
no es lo mismo no.
ResponderEliminarHasta yo voy notando lo que dejo atrás ... :)
Besos
Mizar