Prepararé con cuidado otra de mis bolsas, esta vez sin ruedas porque no habrá de pisar aeropuertos ni estaciones de tren, que juego en casa. Y buscaré los motivos y renovaré votos, me empeñaré en perfecciones que ahora aprendí a adivinar cuasi imposibles y nos tenderemos boca arriba. Con cuidado te miraré como si fuera esa primera vez que nunca dejaré de extrañar y te buscaré a tientas y a oscuras para entorpecer un camino conocido que no quiero tener aprendido con la memoria. Y sobrevendrá el silencio y lo romperemos, quizá un poco torpes primero, como tantas veces. Y nos sentaremos de frente con los brazos flexionados horizontalmente sobre mesas pequeñas poco iluminadas, las palmas boca abajo y una vela. Y fluirán las palabras y su ausencia entre sonrisas, algún reproche que disfraza miedos y hasta la inseguridad de temer lo que nunca será eterno o lo que nos ha de venir. Y compartiremos las horas y caminaremos de lado, mirando al frente, apartando la cara de la luz, entre sonrisas y las manos enlazadas, contemplando paisajes y montañas y las nubes, si acaso tiene que haber algo imperfecto. Buscaremos los refugios de la nueva habitación de un lugar conocido y de los abrazos de siempre entre burbujas y hasta entonces tú...
Sin desmerecer el resto de exposición, me quedo con: "algún reproche que disfraza miedos", me parece una frase acertadísima.
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