Todo tiende a ordenarse [como los globos, que tienden a subir, y las mujeres, que subimos a tender], todo, dejando el caos atrás. Ese que a mi me sigue crispando a pesar del transcurso del tiempo y de los juegos de palabras. El cosmos lo ha vuelto a colocar todo en su lugar y hemos retomado antiguas rutinas, con pereza, miedo y algo de alivio mal disimulado detrás de alguna media sonrisa. Hemos conseguido escapar a los cambios, las novedades y las diferencias del verano y nos dirigimos hacia un otoño del que ya empiezo a renegar, a pesar de no haber dado aún por concluída la playa, porque presagia un nuevo invierno que nada me atrae. Porque todo me suena a visto, a vivido y hasta a sentido, por no usar otros verbos que incidirían en la misma intención, que seguro ha quedado clara. Hasta el desconcierto de mi falta de conexión se está arreglando con mi regreso a una mesa de despacho en la que se acumulan muchas más sillas de las necesarias sin que me decida a suprimir algunas...
Caos.
ResponderEliminarCosa.
Saco.
Asco.
Óscaaaa¡ (en andaluz)
En fin, ya sabe usted, sparkling, que a veces no soy capaz de construir frases.
Envíame una silla de ese despacho. Busco una cómoda para el mío.
Un beso.
Victoria.
Desgana tal vez?
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