jueves, 27 de octubre de 2011

Solo eran las siete...

Ha amanecido despacio, esta mañana, en Barcelona. Con unas enormes nubes en constante transformación y claroscuro, sobre fondo negro, que sobrecogían el alma y hacían presagiar la llegada del invierno, a traición. He salido con prisas, pisando la calle con fuerza y ganas de ir a todas partes, pensando en la maleta que no tengo lista y en las rutas que quedan por inventar. Las calles mojadas, brillantes y negras. Una larga fila de gente de mil nacionalidades se sentaba en el suelo de una pequeña calle de la ciudad, a la espera de que se abriera el organismo correspondiente, conscientes de que era demasiado temprano y habían llegado tarde, tras otros tantos que habían madrugado, encogidos por el frío de la mañana y la humedad permanente. Todas las edades, colores y lenguas. Las mismas preocupaciones y vidas paralelas entre desconocidos. Cada día les veo establecer comunicación, según la afinidad, el humor, la edad o el color de la piel. Charlan y se sonríen, a veces. Otras, en cambio, se enseñan papeles y se explican. Se establecen conexiones y se definen futuros. Son otros mundos que están en este...

1 comentario:

  1. O que quieren escapar de este...Ha amanecido una Barcelona oscura, y se va a dormir una Barcelona lluviosa!

    Besos

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