Ni los kilómetros de ayer. No duermo bien a treinta grados; y las ojeras... He repetido sol y ruta, aguantando un poco más que ayer, a pesar de las agujetas en piernas y caderas. En pleno centro de Plaça Catalunya he dejado de correr, he bebido en Canaletas [primera vez en la vida, que recuerde conscientemente] y he seguido el paseo por el barrio gótico y el casco antiguo. Quizá más lleno que ayer porque a los turistas se les unían los locales trabajando o dejando de hacerlo por hoy. La playa a rebosar y mi paseo magnífico, con un zumo maravilloso de melón, kiwi y naranja en vaso gigantesco [sablazo acorde con el tamaño, que se me ha olvidado preguntar antes de perfeccionar la compra venta y claro...]. Con la subida hasta casa tampoco hoy he podido. Tengo comprobado que cuando vas cansada la Vía Augusta parece la ascensión al Montblanch por la cara norte. Esta es mi ruta preferida [la que he hecho esta tarde, no la del macizo francés; bueno, me refiero a la montaña...]. He recordado esta tarde que comencé a hacerla [la ruta, con erre] con lágrimas en los ojos cuando me dejaste. Sí, me dejaste tú. Pero quince días antes lo había hecho yo por sorpresa y te sorprendió tanto que necesitaste días para reaccionar [debías considerarme incapaz de tomar iniciativas y reaccionar ante tus agresiones psicológicas y tus tortuosos chantajes emocionales, claro]. Y mira que me habías avisado una y mil veces que sería yo la que me iría detrás de una cara nueva, de las muchas que tenía en cartera. Y te lo negaba. Y yo tuve razón, la tuve toda. Porque yo estas cosas no las hago, me las hacen y después vienen otros y me enamoran y me dejo enamorar. Y fuiste tú quien engañó al final, yéndote con la otra cara que venías simultaneando a mis espaldas [anchas, muy anchas]. Sigo asombrada por lo magistral de tu actuación, que todavía no me explico. No haberlo notado, no haberlo presentido ni imaginado... Terrible, terrible engaño... Y así me van a mi los sentimientos, los temores y las cosas, en términos generales...
Pues sí, cuánto tiempo y cuántas palabras atrasadas que se van quedando atrás en esta larga ruta del vivir, que muchas veces también recuerda a la cara norte del Montblanch, o a la del Everest...
ResponderEliminarsparks, guapa, vengo in person a PEDIRTE ESSSSSA FOTO DE COMUNION, que yo se que tu tienes donde estás taaaaan mona. anda. Acabo de convocar la (pen)ultima convovatoria para que participeis con vuestras historias y fotos y luego había pensado hacer un librito de esos de fotolibro solo para las participantes... no se si te apetece
ResponderEliminarun beso apretao
farala!
Las malas experiencias son a veces inevitables. Espero que puedas olvidar pronto. Muchos besos y animo
ResponderEliminarTodo como la vida misma...
ResponderEliminarY tú de qué hiciste la comunión, sparkling?
:)
Un beso.
Sofia: ...y quizá sea esa la gracia de todo este sinsentido...
ResponderEliminarFarala: hum... sigo pensando. Te respondo en privado a la invitación, que agradezco. :)
María Veces: gracias por la preocupación pero no me hagas mucho caso cuando entro en modo nostalgia... :)
Victoria: de vestido corto, normal y diadema discreta, color crema. Igual que ahora pero sin melena lisa y rubia...