Suelo recordar la frase de tanto en tanto. También nuestra correspondencia, nuestra relación y las llamadas telefónicas. Nos tuvimos lugar durante un par de años, seguramente y yo la admiraba. Por decenas de razones, por nuestras semejanzas y por su valentía y fortaleza. Escribía de manera deliciosa y sacaba adelante un par de preadolescentes entonces sin presencia ni auxilio del progenitor, sola, con muy mínimos ingresos. Ella fue quien escribió que esperaba la entrada de mis correos en su buzón como algo extraordinario, que seguía un breve ritual, que se moría de impaciencia por 'lamer' cada una de mis letras, de todas las palabras y releer una y alguna otra vez todos nuestros mensajes. Magistral conjugación que me recuerda cuán extraordinario es a veces ponerse nerviosa cuando lees el nombre de un remitente todavía en negrita...
O el nombre de esa misma persona en una llamada entrante en la pantalla del móvil. Pienso en cuando solo existían los teléfonos fijos, aquellos que no nos anticipaban ni quién ni el número desde el que se llamaba. Descolgar sin saber nunca. Una voz al otro lado, y de golpe, como a traición, todo el corazón en la boca. Las nuevas tecnologías, con los segundos de preaviso, proporcionan: unos segundos de adaptación a la sorpresa, un ligerísimo control de la arritmia, un viaje de regreso del corazòn de la boca a la garganta, pérdida de espontaneidad, un control de la voz temblona (esta última es de agradecer). Todo muy leve sí. Hay que ser de otro planeta para sobreponerse en segundos a todas las reacciones que nos produce la llamada de alguien que nos mueve el piso. En todo caso, evolución o involución?
ResponderEliminarUn beso, sparkling :)
Ponerse nerviosa, cardiaca, quedarse en blanco, o en silencio, balbucear, aguzar el oído para no perder ni una sílaba, ni un suspiro, ni una cadencia... Espera, más síntomas... Sudor frío. Sequedad en la boca. Pérdida transitoria de la memoria. Revoltijo de tripas, y sí, silbante, el corazón en la boca y el cuerpo demasiado grande para saber dónde meterse. Parece de manual. Dan igual los años, el correo que utilice o la última generación del teléfono móvil. Siempre salta el corazón. ¿Quién lo puede evitar? Las "personas humanas", no.
ResponderEliminarUn beso, sparkling :)
Por cierto, frase de coach. Sí. :)