Solias decir que para recibir los mejores besos de la ciudad había que estar entre mis brazos. Discutíamos largamente. Yo te declaraba culpable y tú considerabas que yo era la responsable. Con estos labios, nadie lo diría, bromeabas, contenta de saber que no despertaría sospechas, que no había peligro, que no me lloverían las ofertas, ni me visitarían las tentaciones. Los mismos labios que los que un conocido director de cine definió como de 'persona con mal carácter' (bueno, dijo mala leche, pero yo -ya se sabe- no escribo tacos) refiriéndose a Demi Moore, que estaba en la habitación de al lado, junto al marido post adolescente que bebía whisky y jugaba a la play incesantemente y hasta a media noche. Estábamos en público y me dí secretamente por audida. Nadie asoció ideas. Estábamos en un comité de crisis, era domingo y el mes de agosto, así que a nadie le importaban esas suriliezas... Él fue muy gráfico y mi procesión interior. El jet lag era lo que le debía tener despierto, supongo. Yo voy a regresar a los labios, a los que recuerdo de tanto en tanto por irrepetibles, inimitables, imposibles ahora. Los mejores besos. Lo repetías cada vez que caías entre mis brazos. Durante horas. Enteras y completas, indefinidas, improvisadas. El recuerdo es nítido, por el abuso, supongo. Por las sobredosis y hoy por las abstinencias...
Mis mejores besos fueron en el metro de Madrid, una mañana después de toda una noche de fiesta...
ResponderEliminarLlegando a la parada de metro Sol, serían las 8:00 de la mañana
sin mediar palabra nos besamos y suspiramos.
Fue la última vez que la vi, lo último que le dije:
Creo que esta es tu parada.
TLS: ¿cómo se sabe cuales son los mejores besos del mundo? desde luego, tu despedida no fue muy romántica, que digamos... :)
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