Tener sexo con alguien con quien has estado vinculada emocionalmente antes es como la vuelta a casa para un vagabundo después de andar perdido. Quizá los sentimientos sean diferentes y solo se busque el abandono, el lugar seguro, seguir un camino conocido que lleva a buen puerto. Dar una mano de piel familiar, acariciarte un poco a ti misma.
Cuando te has enamorado antes no es posible conformarse con alguien que te quiera y dejarse llevar, sin climax ni sentimientos a flor de piel. Si antes has vibrado con la mirada de unos ojos que de lejos te erizaron la piel, ya no es aconsejable instalarse en una relación simplemente cómoda. El tiempo habla.
He comido un mango. Esa fruta maravillosa que se me lleva a Asia, esa tierra que añoro como si me hubiera visto nacer. Esa fruta incómoda de pelar, jugosa, como lubricada y de un delicioso color naranja, aroma inolvidable.
He cerrado los ojos a medio postre, he echado la cabeza sutilmente hacia atrás, como si procurara masajear mis cervicales, tan cansadas, y he aparecido por un segundo en una isla turquesa de las antípodas, en el salón de nuestra cabaña de madera y cama con dosel y mosquitera, con bikini y pareo (los musulmanes no son felices viendo la carne de las mujeres y ya se sabe: en Roma compórtate como los romanos... Si te rebelas te lapidan. No es plan), la piel tostada y sudada, música y ventilador en el techo. Y el mango recién cortado que nos cascamos con un poco de jamón ibérico...
Muy sugerente... Escribes muy bien.
ResponderEliminar:)
Lo del sexo, totalmente cierto. Lo de los enamoramientos también. En cuanto al mango, yo prefiero el aguacate.